Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

6 Ago, 2022

México no se va a salir del T-MEC

 

 

Desde que el presidente López Obrador anunció que el 16 de septiembre fijaría su postura con respecto a la solicitud de consultas por parte de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá –bajo el argumento de que la política energética mexicana es violatoria del T-MEC– se ha generado incertidumbre. El miedo radica en que al ser la respuesta en la fecha del desfile militar, se presta a una inflamada retórica nacionalista en la que el Presidente plante que México no será entreguista en materia energética y, por ello, no cederá ante los mecanismos del T-MEC. En la arena política, dicho planteamiento puede dar rendimientos políticos de corto plazo, pero en caso de que se interprete que la postura va en serio, el tipo de cambio sería la primera víctima y si hay un dato al que el Presidente pone atención es justamente a ése, por ello es que, difícilmente, cometerá un error de cálculo de esa envergadura. Es obvio que para México sería un suicidio económico salirse del T-MEC, incluso plantearlo, antes de que transcurrieran los seis meses de tiempo legal entre que se anuncia la salida y se materializa, el tipo de cambio y la inflación se dispararían, y con ello una hecatombe política que desplomaría la popularidad del Presidente. Es por ello que, una y otra vez, tanto la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, como el canciller Marcelo Ebrard, y el propio Presidente han dicho que México no se va a salir del T-MEC. No obstante, López Obrador hace malabarismos en provocar cierta ambivalencia; por un lado, manda mensajes de certeza, por ejemplo, esta semana le sugerían que México se uniera a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS), lo cual es absurdo, y fue categórico en su respuesta al decir que el país está bien con EU y Canadá. Sin embargo, en esa misma respuesta anunció el envío de la carta a Biden y afirmó: “Para decirlo de manera sencilla, México no se vende, México es de los mexicanos, de nuestra generación y de los que vienen; eso no tiene precio, no hay arreglo que valga, es como el querer conciliar principios, eso no se puede.” ¿A cuál parte del mensaje hay que hacer caso? No tengo duda que a la primera parte de la respuesta, dado que salirse del T-MEC, por la razón que sea, es un suicidio económico y, por lo tanto, político, tan sólo esbozarlo el 16 de septiembre provocaría estragos, esto último debe ser una tentación, estoy seguro que varios miembros del gabinete y amigos cercanos se lo dicen constantemente, en parte de ahí el zigzageo.

 

¿ESTRATEGIA?

¿Cuál puede ser la estrategia? Antes de hablar de estrategia es necesario considerar que el Presidente de México es una figura de instintos políticos y emociones, por ello es importante saber que la forma y el momento que escogió la Representación Comercial de Estados Unidos (USTR) para comenzar el proceso de llamado a consultas generó enojo, dado que ocurrió justo después de la reunión con el presidente Biden en Washington D.C. Aunque el USTR es un organismo de procesos legales ortodoxos y técnicos la suspicacia está presente, se le puede sumar la detención de Caro Quintero, ya sea como un gesto de México hacia Estados Unidos o, más probablemente, que la DEA, junto con cierto sector de la Marina, aprovecharon el momento político después de la visita para sacar adelante la operación y al gobierno mexicano no le quedó más que aplaudir la operación ante un hecho consumado de ahí que la extradición no avanza rápido. Del lado estadunidense hay dos aspectos: la molestia por la impostura mexicana en la Cumbre de las Américas y que los demócratas tienen que cerrar flancos de ataque de los republicanos de cara a la elección intermedia y la laxitud con México es uno de ellos.

La molestia del Presidente es la emoción que se vincula a la parte estratégica en la que hay dos tiempos: el técnico y el político. El técnico va más rápido que el político, las consultas con EU empiezan en breve, mientras que el anuncio político del 16 de septiembre busca generar presión sobre el proceso técnico, el riesgo es que tengamos síncopes y errores de cálculo, pero bajo ninguna óptica México y su Presidente tienen margen para salirse del T-MEC.

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