José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

5 Nov, 2012

Los secretarios de Hacienda y el acceso al crédito

La iniciativa de José Antonio Meade de reunir el jueves pasado a quienes fueron secretarios de Hacienda va más allá de una foto inédita de los encargados de las finanzas públicas durante las últimas tres décadas.

También manda una señal contundente: los secretarios de Hacienda han buscado que el país tenga acceso al crédito y, hoy en día, rebasando incluso buena parte del mundo industrializado, México es calificado como una economía solvente, con acceso a los mercados internacionales.

Silva Herzog, Ibarra, otro modelo

La foto con los secretarios de Hacienda celebrando un libro de crédito público habla por sí misma: 30 años de haber buscado, precisamente, un buen crédito público.

Jesús Silva Herzog, uno de los oradores del evento, recordaba las vicisitudes de inicios de los 80, cuando casi caímos en moratoria de pagos.

Y cómo olvidar el pasaje donde el mismo Silva
Herzog
tenía que mandar señales de solvencia, con la famosa frase de no tenemos recursos, pero “sólo se trata de un problema de caja”.

Allí estuvieron David Ibarra y Silva Herzog, a quienes les tocó otro modelo, otras reglas financieras, pero buscaban lo mismo: que el país tuviera buen acceso al crédito.

Aspe, técnicos y renegociación

Después vinieron las épocas de apertura económica, donde llegaron a quienes les denominaron tecnócratas.

Ahí en la foto de los secretarios aparece Pedro Aspe, hoy convertido en interesante financiero privado y quien lidió con la renegociación de la deuda de los 90, con los tres ceros de la moneda, privatización bancaria y con la autonomía del Banco de México.

Brady, el enfoque de los noventa

Allí apareció en la foto José Ángel Gurría, quien estuvo negociando, directamente, la deuda externa, primero, como él mismo dice, para contratarle y, después, para renegociarla.

Gurría y Aspe lo hacían con otra óptica: reducción de capital en la renegociación de la deuda externa. Fue la óptica de Nicholas Brady, ex secretario del Tesoro, quien por eso mismo estuvo en Palacio Nacional en la celebración.

La óptica cambió: de pagar todo, a pagar algo similar a lo que valía el adeudo en los mercados.

Ortiz: el último ajuste y créditos

Vino la crisis del 95, en donde una prioridad de Guillermo Ortiz, como nuevo secretario de Hacienda, fue mantener abiertos los canales del financiamiento.

Fue la época del último gran ajuste que tuvimos. Se buscó credibilidad en la política económica mexicana de que en verdad íbamos a obtener más ingresos y gastar menos. Los mercados, al fin, compraron la idea.

Gurría: blindaje y primera calificación

Al final, vino la preocupación de evitar otra crisis sexenal con el blindaje financiero: no tener vencimientos de pago como bombas de tiempo ni tampoco un tipo de cambio semifijo que, al cuidarlo, hiciera que todas las reservas internacionales se nos fueran.

Fue la época de José Ángel Gurría, quien por primera vez vivió las mieles de tener el primer grado de inversión por parte de la agencia calificadora Moody’s.

Gil Díaz: dique a expansionismo

Llegaba el momento de consolidar la estabilidad. La época de Francisco Gil Díaz quien, a pesar de todas las presiones del gobierno de Vicente Fox, se mantuvo de una sola pieza y consolidó la estabilidad.

Y desde luego consolidó la entrada de México a los circuitos financieros internacionales. México era objeto de crédito y también de planeaciones financieras: se contrató por primera vez un seguro para desastres naturales.

Carstens: refinanciamientos y línea con FMI

Después, entró Agustín Carstens como secretario de Hacienda.

Era un buen momento para refinanciar la deuda. Pasar la misma a mejores plazos y menores tasas. Vino un momento para atraer la Línea de Crédito Flexible del FMI, organismo que Carstens, por haber estado en su directorio, conoce muy bien.

México pasó a ser el cliente distinguido del FMI, sin necesidad de ajustes y como un país con acceso a mercados internacionales sin problema.

Y se lanzó una primera aproximación a una reforma fiscal: impuestos de control, como son el IEPS y el impuesto al efectivo.

El secreto: mantener las finanzas públicas sanas.

Cordero: finanzas sanas, incluso en elecciones

El consenso fue ese: tener finanzas sanas. No caer en endeudamientos impagables.

Saber que el financiamiento de la deuda debe ser fluido, sin problema de vencimientos y con coberturas.

Eso fue lo que hizo Ernesto Cordero, quien también estuvo en la foto y, con todo y las presiones políticas para ser un candidato presidencial, en ningún momento aumentaron la deuda con afanes políticos.

Meade: Manejo de riesgos

Y ahora José Antonio Meade lo recuerda. Hoy en día México tiene bonos perpetuos: ¿cuándo se iba a ver algo parecido?

Tenemos manejo de riesgos frente a desastres naturales, en donde nuestro país es pionero en lanzar Bonos Catástrofe, los cuales se suman a los recursos del Fonden, de las reservas internacionales y de la Línea del FMI para enfrentar cualquier desagradable sorpresa.

Consenso: cuentas públicas sanas

Allí está la foto de los ex secretarios de Hacienda en Palacio Nacional.

Todos buscaron que el país tenga acceso al crédito. Y, todos, coincidiendo hoy en día en mantener finanzas sanas.

Allí está el mensaje hacendario de fin de sexenio: México es una economía bien calificada para obtener crédito público, pero no para endeudarse, sino para planear el desarrollo.