Incubadoras: fábricas de ideas

Ciudad de México.-Son las ideas y las personas que tienen el valor para hacerlas realidad las que terminan por sacudir al mundo, es posible ver los resultados de los grandes emprendedores a través de grandes empresas; corporaciones que innovan y productos capaces de mejorar y alterarle la vida a generaciones enteras.

Lo cierto es que no hay una sola historia de éxito que no haya tenido su origen en el desarrollo de ideas.  Si bien el éxito es difícil de emular, crear un negocio propio a partir de las capacidades, gustos y  la creatividad que cada uno tiene no es imposible, sobre todo porque quienes hoy se atreven a realizar sus sueños, cuentan con el gran apoyo de las Incubadoras de Empresas, instancias cuyo propósito es la creación y seguimiento de negocios, desde las instituciones de educación superior.

La idea de una Incubadora de Empresas tuvo su origen en Sillicon Valley, California cuando corría la década de los 50, el concepto surgió como tal, a partir de las iniciativas desarrolladas en la Universidad de Stanford con la creación del primer parque tecnológico, el Stanford Research Park.

El objetivo que tenía este parque industrial era el de promover la transferencia de tecnología desarrollada en las universidades hacia las empresas y la creación de nuevas compañías intensivas en tecnología, principalmente en el sector electrónico.  El éxito de esta idea no sólo fue instantáneo, sino también veloz, lo que estimuló que aparecieran iniciativas similares en otras localidades ya no sólo en los Estados Unidos sino en el resto del mundo.

Las incubadoras como palanca del desarrollo en Latinoamérica

Actualmente se puede encontrar programas de incubación empresarial en prácticamente todas las principales economías del mundo, así como también en la mayoría de las economías emergentes.

El país latinoamericano más avanzado en el desarrollo de incubadoras de empresas es Brasil, que comenzó a trabajar en incubación desde 1984. Según estadísticas de la CEPAL, en México para  la apertura de pequeños y medianos negocios, el  85%  de los proyectos que  se realizan con el apoyo de una incubadora logran mantenerse en el mercado.

En nuestro país el Sistema Nacional de Incubadoras agrupa a éstas en tres tipos: tradicionales, tecnología intermedia y alta tecnología, y desde 2006 a la fecha se han logrado crear cerca de 1,800 nuevos negocios.

La experiencia internacional del concepto de incubadora ha sido aplicada exitosamente en todo el mundo, ya que son una de las apuestas con más proyección a futuro para  buscar la creación de empresas formales, que tengan duración y sean productivas.

Su importancia radica básicamente en el impulso que brindan al desarrollo de empresas y a los  proyectos de innovación que hacen posible un buen flujo en de la economía mediante la generación de empleos.

*DR