3 razones por las que el PIB no basta para medir a un país

CIUDAD DE MÉXICO.- Desde hace unos años organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), así como oficinas de estadística nacionales, como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), han hecho esfuerzos por construir indicadores que permitan medir de mejor manera el desarrollo de las sociedades.

Tradicionalmente el indicador del desempeño económico por excelencia ha sido el Producto Interno Bruto. Este número refleja la suma de los valores monetarios de la producción de bienes finales en un país en un periodo.

Pero los críticos dicen que si bien es un indicador económico confiable, no es tan bueno para medir la evolución de las sociedades hacia un mejor estado de sus integrantes.

Los defectos del PIB como medida de bienestar son más evidentes en el mundo complejo de rápida evolución de tecnologías y cambios demográficos de hoy”, dice Jennifer Blanke, economista jefe del Foro Económico Mundial.

De acuerdo con Blanke, el PIB se olvida de tres grandes cosas.

Primero, de si el crecimiento económico es inclusivo. No se trata sólo de saber cuánto produce una economía, sino también de cómo se distribuye esa producción.

Segundo, al PIB no le importa si los millones de dólares producidos significaron la pérdida de miles de hectáreas de bosque. ¿Es verde el crecimiento? Es una de las preguntas que el indicador no responde.

Y tercero, no toma en cuenta si la calidad de vida mejora con la desaparición o reducción de una industria, que tiene un efecto negativo en el PIB. E ignora el impacto positivo de otras, como el quehacer doméstico y voluntariado, que no produce dinero pero beneficia a la sociedad.

Como complemento al PIB se ha propuesto a la felicidad o bienestar subjetivo. Entre las ventajas que se mencionan para hacerlo están:

• Toma en cuenta más aspectos de la vida que el económico
• La medición e interpretación es hecha por las personas afectadas, no analistas
• Es concepto más empático con el público en general
• Es una medición equitativa, pues la opinión del rico vale lo mismo que la del pobre

Aunque medir la felicidad también tiene sus peculiaridades, se ha convertido en la tendencia que siguen organismos internacionales y oficinas de estadística. Lo ideal será tomarla como referente y complemento de las mediciones económicas y, como dicen académicos, “pensar más allá del PIB”.

*gl