José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

8 Jul, 2016

Lecciones y secuelas del Brexit

Aunque las primeras reacciones catastróficas a la salida del Reino Unido (RU) de la Unión Europea (UE) se han moderado, tan crucial suceso tiene implicaciones importantes y deja lecciones que vale la pena analizar con diligencia:

• En democracias representativas hay que evitar el voto directo, como el referéndum sobre el Brexit. Para eso se crearon formas de gobierno en las que el pueblo elige a sus representantes y éstos analizan y debaten, con la asesoría de expertos, los temas esenciales para el país, como la conveniencia de participar en entidades supranacionales de integración política o económica.

El voto directo se presta a la manipulación del electorado, como ocurrió con el Brexit, que se sustentó en mentiras y falsas promesas de líderes que sólo representaban sus propias ambiciones. Es por ello que los demagogos gustan tanto de recurrir al voto directo y no a los intrincados vericuetos de la democracia representativa con separación de poderes.

• Brexit da un vigoroso impulso a movimientos separatistas, por lo pronto en Escocia e Irlanda del Norte, que desean seguir en la UE. Dependiendo cómo se resuelvan esos casos, habrá presión en pro de la autonomía de catalanes y vascos escindiéndose de España y Francia, la fractura de Bélgica, y de otros grupos autonómicos en los países de la UE. Hay que subrayar la simultaneidad de las fuerzas centrípetas, que buscan salir de los países de los que son parte y el impulso centrífugo que los impele a desear seguir integrados a la UE.

• Mayor énfasis en el control de las fronteras y rechazo a la migración masiva, sobre todo del Cercano Oriente y África en el caso de la UE. En esta materia, la negociación de los términos del Brexit va a resultar complicada, pues si el RU quiere mantener su acceso franco al mercado integrado, los líderes de la UE ya han demandado que acepte las llamadas “cuatro libertades,” que incluyen la libre movilidad de personas y la opción de establecerse comercialmente en el RU, como sucede hoy con Noruega, que no es parte de la UE.

Ya hemos visto cómo el tema migratorio ha resonado en EU como la principal tesis a favor de Trump y su propuesta muralla en la frontera con México, a pesar de que hoy en día más compatriotas regresan a su país de los que intentan entrar a EU.

• Contagio hacia otros miembros de la UE, donde la oposición a la “dictadura de los burócratas de Bruselas” es aún más intensa que en el RU, según las encuestas. Igualmente, hay un efecto demostración en otros bloques comerciales, aunque no tienen ninguna de las características que los proponentes del Brexit acusaron, como ya vimos con Trump, quien anunció que su primer acto como Presidente de EU será acogerse al artículo 2205 del TLCAN, notificando la intención de su país de denunciar ese tratado y dejarlo en seis meses.

También tendrá un impacto significativo en frenar negociaciones en marcha o que están por iniciarse para ultimar o actualizar tratados de libre comercio, como el de EU con la UE, los de México y el Mercosur con la UE, y multitud de otros tratos en proceso, pues los negociadores europeos se verán rebasados al tener que concentrarse en renegociar los términos de la salida de RU. Si este caos llevara al renacimiento de la Organización Mundial de Comercio y del sistema multilateral, que yace agónico tras el fracaso de la Ronda Doha y del fallido liderazgo del brasileño Roberto Azevedo, habría un resquicio de esperanza para el sistema mundial de comercio, pero no se escuchan ni voces firmes ni propuestas claras en esa dirección.

Me temo que la “pérfida Albión”, como se calificó a Inglaterra en el siglo XVIII, le ha hecho un daño fatal al proceso de globalización económica que tanta riqueza ha generado para la humanidad en los últimos 70 años, aunque no se haya distribuido de la mejor manera.

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