La hija del presidente no fue a la universidad

Uno de los temas que más ocupa al presidente de la Confederación Suiza Johann N. Schneider-Amman es la educación, por ello parece contrastante que se jacte de que su hija no fue a la universidad inicialmente y optó por una carrera técnica. La aparente contradicción refleja la visión que tienen los suizos con respecto a la educación en donde han puesto énfasis en la formación técnica como una piedra angular que les permite tener los menores índices de desempleo juvenil en Europa mientras otras naciones como España o Francia no han podido resolver el problema de emplear a sus jóvenes más preparados. A diferencia de otros países, en Suiza la educación técnica goza de un gran prestigio que se refleja en el hecho de que únicamente una tercera parte de los jóvenes opta por seguir por un camino académico en la universidad, ello se explica porque una formación concreta les permite ganar su independencia económica lo antes posible. El éxito de la educación suiza radica en el componente dual que se refiere a que la formación en las escuelas va de la mano con realizar prácticas profesionales dentro de una empresa lo que permite que los estudiantes adquieran las habilidades necesarias que les demanda el mundo laboral acortando su curva de aprendizaje.

El énfasis en la educación técnica no se da en detrimento de la formación y calidad universitaria que es la clave que permite que Suiza sea clasificada en el primer lugar en el Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial y que aparezca en varios listados de innovación en las primeras tres posiciones. Con tanta capacidad de generar valor agregado no es sorpresa que Suiza aparezca en los primeros lugares de prosperidad con un PIB per cápita de 60 mil 535 dólares y que a pesar de ser un país del tamaño de Quintana Roo, con una población como la de la Ciudad de México, produzca la mitad del PIB de México que tiene 15 veces más población.

Johann Schneider-Amman es un líder singular de un país muy especial que se caracteriza por su sobriedad que se refleja en muchos aspectos como sus edificios de gobierno, funcionarios que prefieren la bicicleta al Mercedes, pero que se retrata más profundamente en su sistema político que está compuesto por un Consejo Federal de siete miembros que fungen como una suerte de súper gabinete y que escogen a un presidente que tiene un mandato de tan sólo un año.

El encuentro con el presidente Suizo que tuvimos un grupo de periodistas mexicanos en Berna, capital política de Suiza, se dio como un previo de la visita de Estado que realizará la próxima semana el líder europeo en donde se reunirá con varios secretarios así como con el presidente Enrique Peña Nieto en el marco de los 70 años de relaciones diplomáticas entre ambas naciones. Una de las reuniones entre los dos jefes de Estado se dará en la Casa de Suiza que se construyó en el Bosque de Chapultepec y que se inaugura el hoy con la presencia del embajador Louis-José Touron y Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México. La instalación tuvo un atisbo de controversia debido a la falta de conocimiento en cuanto a la naturaleza de la instalación que se da con un espíritu de sostenibilidad con madera 100 por ciento reciclable, sin cimientos, ni ningún tipo de excavación o impacto permanente en el terreno, además  utilizará agua pluvial que será purificada y reutilizada para los sanitarios.

La sobriedad de sus políticos y el desprecio por las figuras totémicas, la innovación de sus empresas, la visión de largo plazo de su sociedad, el enfoque en la educación, así como su preocupación por el medio ambiente son elementos que puede observar y considerar un país como México. Le pregunté al presidente que cuál sería el camino para impulsar aún más la relación comercial entre ambas naciones y me contestó que el eje será la cuarta revolución industrial. México tiene que aprender a innovar y Suiza ofrece importantes lecciones como que la hija del presidente no atendió la universidad porque no tiene mayor prestigio.