David Páramo

Análisis superior

David Páramo

31 Ene, 2017

Ya supérenlo

El próximo viernes, la Secretaría de Hacienda deberá dar a conocer cuál será el precio máximo de los combustibles, como un paso más en el proceso de liberación que se realizará a lo largo de este año.

Como debería saberse, se determinarán los precios hasta el 18 de febrero y a partir de ahí la fórmula se ajustará diariamente a lo largo de este año, en el que se irán liberando totalmente los precios de los energéticos.

A partir de estos hechos se han generado cualquier cantidad de especulaciones. No faltan los “expertos” que hacen especulaciones sobre de cuánto sería el incremento. Las posiciones son tan disparejas como aquellos quienes dicen que podrían subir en determinado porcentaje o, incluso, que podrían disminuir.

El secretario de Hacienda, José Antonio Meade, dio una entrevista banquetera en la que realmente no dijo nada nuevo (ni tampoco se esperaba): “La Secretaría de Hacienda analiza actualmente las variables que intervienen en la fórmula con la que se determinan los precios, por lo que ahora no existen elementos para adelantar cualquier comportamiento”.

El precio máximo de los combustibles se determina de acuerdo con la variación de ciertos marcadores internacionales; la depreciación del tipo de cambio; el costo del transporte y la carga fiscal (el único elemento de la fórmula que está fijo).

El titular de las finanzas públicas ha dicho, en por lo menos dos ocasiones, que estaría buscando hacerse una interpretación a la fórmula en la cual se eliminaran factores de volatilidad e incluso llegó a decir que “se le antojaría” que el precio no sólo no aumentara sino que incluso pudiera disminuir.

ESPECULACIONES

A partir de estos hechos se han desatado cualquier cantidad de especulaciones, tales como las de algunos legisladores como Jesús Zambrano, del PRD, quien pide al gobierno que no aplique los artículos transitorios en la liberación de los precios de los combustibles.

Esta posición es totalmente absurda, toda vez que fueron los propios legisladores, incluidos los de su bancada, quienes aprobaron dentro del paquete económico para este año la fórmula que está aplicando la Secretaría de Hacienda.

Si éste o cualquier otro legislador realmente quisieran cambiar la fórmula, bastaría que presentaran una iniciativa que fuera apoyada por la mayoría para modificar o derogar estas normas.

Sin embargo, parecería que es mucho más fácil para los legisladores seguir tratando de engañar haciendo creer que el incremento del precio de los combustibles parezca un capricho del Presidente de la República.

Otros más, como el líder del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón, opinan que el gobierno debería postergar el incremento (así lo decretó) de las gasolinas, que se dará el próximo viernes.

Lo que no alcanza a procesar el representante de la iniciativa privada es cuál sería el principio para que la Secretaría de Hacienda no cumpliera con su obligación legal, puesto que no se trata de un acto voluntario de la dependencia que encabeza Meade sino de un mandato que recibió del Congreso de la Unión.

Peor aún, Castañón califica como correcto el proceso de liberación de precios de los combustibles, es decir, hay un gran contrasentido que, quiere que algo pase, pero no en este momento, como si en algún otro fuera más sencillo hacer lo correcto.

HECHOS

El primer tramo de la liberación del precio de los combustibles tuvo un muy fuerte impacto en el nivel de precios. La inflación creció a una tasa quincenal de 1.51% y, de este aumento, poco más de 80% corresponde al impacto de los combustibles.

Así, es previsible que no se dé una variación de este tamaño en los precios de las gasolinas, sino que sea un impacto moderado.

Ciertamente, la liberación de los precios de los combustibles tiene un impacto importante en el nivel general de precios, por lo que la inflación creció a una tasa anual del 4.78% al cierre de la primera quincena de este año; sin embargo, no hay indicios de que el alza generalizada y sostenida de los precios se mantenga a lo largo de este año.

De hecho, sería más o menos previsible esperar que el Índice Nacional de Precios al Consumidor pudiera incrementarse a una tasa anual de 4%, es decir, en la parte alta del rango establecido por el Banco de México.

La liberación de los precios de los combustibles es una medida correcta, cuyos beneficios se verán en el mediano y largo plazos. Más allá del impacto que tienen en el corto plazo, sería francamente absurdo y equivocado que se tomara la decisión de no seguir adelante por cuestiones de cálculo político.

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