Plataformas digitales, ¿la solución a la inseguridad en el transporte público?

CIUDAD DE MÉXICO.- Hace dos semanas, el gobierno de la Ciudad de México anunció la puesta en marcha de la herramienta móvil “Mi taxi” que se encuentra dentro de la app “Alameda Central” y en donde, a la fecha, se han registrado más de 200 mil usuarios, y sólo 65 mil taxistas de los 102 mil que conforman el padrón.

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Esta acción surge como una medida de seguridad, después de que se denunciaran actos de agresión, acoso e incluso intentos de secuestro en dicho medio de transporte. Pero ¿es la implementación de la tecnología una herramienta para brindar seguridad a los usuarios?

Aquello podría ser cierto, ya que el 91% de los usuarios de ambas modalidades (taxis y plataformas digitales) se sienten más seguros al utilizar las apps para transportarse, según cifras del estudio Percepción de seguridad en movilidad para la Ciudad de México, realizado por Grupo de Economistas y Asociados (GEA) e Investigaciones Sociales Aplicadas (ISA).

De una muestra de 1,763 personas, entre ellas usuarios de taxis tradicionales, usuarios de aplicaciones y conductores de ambas modalidades, en términos de seguridad, el 73% de los usuarios de transportes privados se sienten seguros de viajar en ese medio y sólo el 7% de los usuarios de taxis se sienten seguros.

Un factor importante que podría influir en la decisión es el conocimiento que puede o no tener el cliente sobre las funciones tecnológicas que algunas plataformas digitales tienen como medida la seguridad, ya que, por ejemplo, sólo el 22% de los encuestados conocían la posibilidad de compartir el viaje a terceros, el 11% conocía la existencia de un botón de pánico y el 2% de la presencia de una póliza de seguro.

En cuanto a la calidad del servicio, otro determinante que los encuestados nombraron, los taxis tradicionales claramente no se describen como un medio de transporte de buena calidad, ya que sólo 6 de cada 100 personas consideraron de esa forma. En contraste, el 79% de los usuarios reportó que se sienten cómodos y mejor tratados en los vehículos de plataformas digitales.

Recordemos que, taxistas de la Ciudad de México se han mostrado inconformes debido a que aplicaciones como Uber, DiDi, Beat, entre otras, no pagan impuestos, cosa que ellos sí hacen.

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En relación a eso, el estudio expone que el 41% de los usuarios de taxis se muestran inconformes con el precio de sus servicios y que el 31% considera que las rutas elegidas son más largas para beneficio del conductor.

En contraste, el 86% de los usuarios de aplicaciones consideran como justos los precios impuestos, y que las rutas en este medio son más cortas y baratas. Por lo cual, es posible pensar que la elección por un servicio u otro se relaciona en el precepto de que lo barato sale caro, y que probablemente al sentirse más seguros, preferirán pagar un poco más, pero igualmente les parecerá justo.

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De acuerdo con el estudio, los usuarios piensan que viajar en taxi tradicional es una actividad que se realiza de manera espontánea y en la calle, lo que implica el riesgo de tomar un auto poco confiable y con nulas funciones de seguridad en contraste con una plataforma digital.

A pesar de que la tecnología habita casi por completo en nuestras vidas, es inevitable la existencia de problemas con ella, tal es el caso de hackeos, robo de identidad, caída del sistema, lo cual pondría a los taxis tradicionales como un medio más confiable, hablando en términos tecnológicos. Ante esta información, el Director General de ISA, Ricardo de la Peña, menciona que en el día a día muchas de nuestras actividades incluyen a la tecnología, y el uso de ella significa un riesgo, pero que: “el riesgo es muy bajo…no hay que descartarlo, pero tampoco hay que exagerarlo…”

Exponerse es un acto casi involuntario, y es algo que las plataformas han sabido aprovechar, y las preferencias son muy claras, la gente no se encuentra conforme con los taxis. Sin embargo, ahora que el gobierno de la Ciudad está tomando acciones con la tecnología como herramienta, podremos, más adelante, corroborar si la solución está precisamente ahí.

Por: Teresa Montero 

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