Industria aérea: apoyos, no rescates

De acuerdo con la Encuesta de viajeros internacionales que realiza el Inegi, de Julio Santaella, el número de viajeros que llegaron a México en marzo cayó 27%, lo que representa una baja de 2.4 millones respecto al mismo periodo del año anterior.

De esta cifra, un millón corresponde a turistas que ingresan por avión. Esta caída también arrastró al gasto medio por turista, el cual cerró en los 208 dólares, una baja de 70 dólares si se le compara con marzo del 2019.

Sólo recordemos que fue hasta el 11 de marzo que la OMS declaró que el COVID-19 era Pandemia y en México fue hasta el 19 de marzo que el Consejo General de Salud, que encabeza Jorge Alcocer, estableció la obligatoriedad de la sana distancia y la suspensión de actividades educativas y no esenciales, porque la estadística de marzo no recoge el grave efecto del confinamiento en la Semana Santa. Recordemos, también, que los turistas que ingresan vía aérea gastan mil dólares, esto es 2.5 veces más que los que lo hacen vía terrestre. Estas cifras empeorarán con los resultados de abril y mayo por las consecuencias de las restricciones sanitarias de países como Estados Unidos y Canadá, principales emisores de viajeros a México.

De acuerdo con estimaciones de la Cámara Nacional de Aerotransporte (Canaero), que preside Luis Noriega, de Air Canada, las pérdidas podrían alcanzar más de cinco mil millones de dólares este año

El 90% de la flota, que antes de la crisis COVID-19 estaba integrada por 355 equipos, se mantiene en tierra y las empresas tardarán varios meses para ponerla en operación. En otros casos, los devolverán a sus arrendadores por falta de pago acumulado y porque la recuperación en la demanda tardará meses. Se estima que con los aviones recogidos a la aerolínea, esta flota sea de 286 aviones.

Como lo han señalado diferentes estudios, los viajeros de negocios serán los primeros en utilizar el transporte aéreo, luego los turistas de nacionales —probablemente el impulso del puente de noviembre será clave para reactivar en el último trimestre de este año algunos destinos turísticos— y, finalmente, en diciembre podrían seguir los vuelos de mediano alcance a Norteamérica, Centro y Sudamérica (con menos de seis horas) y, según el estudio de Iata, al final los transcontinentales.

Aunque sabemos que en México no habrá rescate de ninguna empresa, ni tampoco partidas presupuestales como en otros países del mundo para sostener la liquidez de estas empresas, la SCT, de Javier Jiménez Espriú, puede ser el articulador entre aerolíneas, aeropuertos, prestadores de servicios e instituciones financieras para que la industria despegue rápido al concluir la fase más crítica de la pandemia, sólo necesitan ser sensibles a la realidad (no seguir subiendo el TUA AICM ¡cuando ni vuelos hay!).

De hecho, una muy buena alternativa que ponemos sobre la mesa es la activación de la cláusula que tienen los planes maestros de desarrollo de los grupos aeroportuarios, GAP, Asur y OMA para reducir las tarifas máximas conjuntas cuando, como ahora, hay caídas pronunciadas del PIB.

Esto podría ser un alivio para las aerolíneas al pagar menos por servicios aeroportuarios, y para los usuarios, que pagaríamos menos TUA en nuestro boleto de avión. La conectividad al interior del país será muy importante para incentivar las actividades empresariales y para promover el turismo local.

El sector aéreo y el turismo podrían reactivar rápidamente el motor de la economía en los próximos meses, con medidas que faciliten su operación y cuidando que no sean rescates, como esperan algunos.

DE FONDOS A FONDO

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