Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

12 Jul, 2022

Moody’s se empató con S&P y Fitch

 

 

Moody’s bajó la calificación soberana de México en un grado dentro de la escala baja de grado de inversión, para acercarla a la de las otras dos calificadoras: S&P y Fitch. La razón es que estas dos no se adelantaron a calificar la reforma energética de Peña y su perspectiva y ésta sí. En febrero de 2014 subió la calificación a Baa1 y las otras se quedaron en BBB, aunque con perspectiva positiva.

Por ello, la baja de la calificación soberana del viernes fue poco retomada por los inversionistas en el jalón de la tasa riesgo país, como tampoco ajustaron más el crédito Pemex con su baja a un escalón sobre deuda chatarra en su calificación “stand alone”.

Entonces, Moody’s asignó a la reforma energética un efecto de inversión y crecimiento económico que nunca se materializó en el sexenio de Peña, en parte por el impacto del efecto Trump y su amenaza de abandono del Nafta, en parte por el impresionante deterioro experimentado por la deuda de Pemex, la administración Lozoya, que es cuando se dispara de 63 mil millones de dólares a 98 mil millones de dólares en sólo dos años porque se reconocieron los pasivos contingentes y porque Lozoya financió el Capex y el gasto corriente con deuda.

Al revisar el comunicado, se destaca la fortaleza fiscal y monetaria del país y, pese a la reducción de la deuda en relación al PIB, la base del argumento para ajustar la calificación a Baa2 es que “la fortaleza fiscal de México se verá afectada de una manera cada vez más manifiesta por (I) mayor rigidez del gasto público, asociada a la decisión del gobierno de mantener apoyos a empresas estatales como Pemex, aumentar erogaciones relacionadas con pensiones y mantener inalterados gastos de capital etiquetados (proyectos insignia de infraestructura); y (II) un bajo nivel de colchones financieros, debido a que los fondos de estabilización fiscal prácticamente se han agotado. En conjunto, estos elementos restringirán la capacidad de las autoridades para responder a choques durante los próximos años”.

Esto muestra que Moody’s tiende no a evaluar indicadores, sino posibles “tendencias futuras”. Por ejemplo, con la reforma energética del sexenio pasado provocaría tasas de crecimiento por inversión y por eso subieron la calificación, pero el crecimiento nunca se materializó y Pemex se deterioró.

Desde entonces estaba la zozobra de cuándo bajarían la calificación y ahora están identificando riesgos hacia final de sexenio que no saben si se van a materializar o no.

El ajuste por crecimiento lo habían hecho a principios de 2020 y, ahora, penalizan doble con el mismo argumento, porque el sexenio pasado les costó mucho no bajar la calificación y no ajustaron antes de las elecciones de 2018 y el rezago frente a sus pares se acentuó.

En cuando a Pemex, de Octavio Romero, ¡se habían tardado!, porque, al menos en el balance, se observan dos cosas: que toman decisiones de producción cuestionables y malas decisiones porque siguen tomando crédito en corto plazo y contra balances bancarios limitados y caros.

 

DE FONDOS A FONDO

#TrenMéxicoToluca… Siete años y medio después de que fue firmado el contrato para construcción del tramo 3 del Tren Interurbano México-Toluca, entre la constructora Caabsa, de Luis y Mauricio Amodio, y el Gobierno de la CDMX, de Claudia Sheinbaum, decidieron, de común acuerdo, terminarlo anticipadamente. Ni los flujos presupuestales fluían ni las decisiones de verticalidad operativa de la empresa convenían a las partes.

Entre el retraso de los trabajos, el costo administrativo y el problema de la responsabilidad y supervisión de la obra, fue mejor un buen arreglo que un mal pleito, y hoy quien asume es la SICT, de Jorge Arganis, pero con participación en contratación de la Secretaría de Obras de la CDMX. Esto tras seis suspensiones entre el 2019 y mitad del 2020. La obra se asignará en 10 tramos a 17 empresas, incluyendo las estaciones y terminal.

El reto que viene será poder terminar a tiempo —septiembre 2023— y que se garantice la seguridad de la obra para evitar cualquier accidente como el ocurrido en la Línea 12, pues la lección de entonces es la misma para ahora: más vale despacio y bien... porque llevan prisa.

 

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