Cómo en Israel inventaron el auto eléctrico como lo conocemos

Israel fue uno de los primeros país en intentar dejar la dependencia del petróleo, y por ello apostaron por la invención del auto eléctrico
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Israel fue uno de los primeros país en intentar dejar la dependencia del petróleo, y por ello apostaron por la invención del auto eléctrico. Foto: Pixabay.
Israel fue uno de los primeros país en intentar dejar la dependencia del petróleo, y por ello apostaron por la invención del auto eléctrico. Foto: Pixabay.

CIUDAD DE MÉXICO.- En el 2007, durante el Foro Económico Mundial de Davos, el ex primer ministro de Israel y premio Nobel de la Paz, Simon Peres, y el joven emprendedor Shai Agassi, estaban decididos a impulsar la invención del auto eléctrico, así lo recuerdan Dan Senor y Saul Singer en el libro Start-Up Nation: La historia del milagro económico de Israel.

Peres logró conseguir citas de negocios con las cinco grandes empresas fabricantes de automóviles, más importantes del mundo. Tres de ellas, no se presentaron. No había urgencia, porque aún no se sacudía el mundo con la crisis económica originada en Estados Unidos.

Uno de los fabricantes que sí se presentó, sólo lo hizo para decir que no, que lo que querían inventar era imposible. Sin escuchar mucho de la propuesta de Peres y Agassi, el representante de esta empresa, dijo que ellos lo habían intentado y que fracasaron. Lo más que podía tener el mundo era el auto híbrido.

Pero esa no era la respuesta que querían escuchar. Sabían lo que hacía el auto híbrido y ellos querían ir más allá, pues no libraría a los países del uso del petróleo.

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¿Cómo dejar de depender del petróleo?

Shai Agassi estaba convencido de que los países debían dejar de depender del petróleo. Para él, la primera nación que lo hiciera, pondría el ejemplo, y las demás lo seguirían. El primer paso, era que los autos dejaran de utilizar gasolina. Además, estaba el costo ambiental.

Otro motivo para acabar con la dependencia del petróleo, según ellos, es que es que este recurso  ayudaba a financiar regímenes poco transparentes, que amenazaban la seguridad de su país.

Esta idea se la presentó a Simon Peres, quien lo escuchó, y no sólo eso, le ayudó a concretar las citas de negocios que fueran necesarias, para que empresarios y políticos lo escucharan.

La mayoría de las automotrices, no invertían en el desarrollo del auto eléctrico, porque para ellos era imposible.

Hasta que llegaron a la cita de negocios que atentamente los escuchó y coincidió con la idea. Conocieron a Carlos Ghosn, entonces, presidente y consejero delegado de Renault y Nissan.

Ghosn había tomado las riendas de Nissan, en uno de los momentos más difíciles para la empresa. En menos de dos años logró que la automotriz volviera a dar beneficios.

Para sorpresa de Agassi y Peres, Ghosn había leído totalmente la propuesta que le enviaron en la invitación. Entendía perfectamente el problema que enfrentaban. Les dijo que la empresa ya contaba con el auto, y tal vez, hasta con la batería.

El problema al que también se había enfrentado Ghosn era el de la batería: eran muy caras, su autonomía no llegaba a la mitad de lo que ofrecía un tanque de gasolina, y tardaban horas en recargarse.

Le tenían que ofrecer al consumidor, lo mismo que les daba un auto de gasolina y al mismo precio.

Agassi, parecía tener la solución al problema, sin tener que esperar años a que inventaran la batería milagrosa.

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¿Cuál fue la solución?

Shai Agassi proponía crear infraestructura como cablear y electrificar miles de lugares de estacionamiento, construir estaciones de cambio de batería y contar con una red de suministro inteligente.

También, daría la opción para cargar la batería en casa o en la oficina, lo cual bastaría para la mayor parte de los casos.

Las estaciones de cambio de batería estarían pensadas para viajes más largos.

Israel sería el país donde se pondría a prueba el experimento. Tenía las características ideales: es pequeño, su población siempre está abierta a la adopción de tecnología y no viajan más allá de su territorio.

Para llevar a cabo el proyecto, Nissan pedía que en Israel se comprometieran a producir, al menos, 50 mil autos al año. Simón Peres, aumentó la apuesta dijo que le darían 100 mil.

Agassi tuvo que salir a buscar un acuerdo con el gobierno de Israel, para construir la infraestructura necesaria. También, solicitaba inversionistas para su empresa, Better Place, la cual, se encargaría de administrar las estaciones de recarga, de cambio y de las baterías.

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Las estaciones de cambio de batería de Better Place funcionarían como un autolavado. Se introduciría el vehículo y todo el sistema estaría automatizado. En 65 segundos se completaría todo el proceso.

El gobierno de Israel le cedió medio millón de espacios de estacionamiento, para convertirlos en estaciones de recarga. También, le dio las facilidades para desarrollar la red de suministro y construir las estaciones de recambio.

Al final, Agassi consiguió una inversión de 200 millones de dólares para su empresa Better Place. Esto le permitiría construir la infraestructura necesaria para llevar a cabo sus planes, y convertir a Israel en uno de los primeros países en utilizar autos eléctricos

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