Feminismo para hombres, o cómo evitar convertirte en cartera de dos patas

De finanzas y otros demonios -
La identidad y autoestima de muchos hombres está tan enfocada en ser un cajero automático, que prohíben trabajar a sus parejas. Foto: Pixabay
La identidad y autoestima de muchos hombres está tan enfocada en ser un cajero automático, que prohíben trabajar a sus parejas. Foto: Pixabay

¿Se acuerdan de cuando Vicente Fox fue tildado de machista por mencionar a las “lavadoras de dos patas”? 

Pues bien, este artículo está escrito para aquellos que se sienten cartera de dos patas, es decir, aquellos a quienes su familia los busca nada más para pedirles dinero.

Normalmente se trata de hombres, porque en nuestros tiempos modernos a las niñas se les dice que pueden dedicarse a cualquier cosa cuando crezcan, pero a los niños se les recalca que su papel como adultos será el de proveedores del hogar, así que pueden ser cualquier cosa que quieran, siempre y cuando les deje suficiente dinero para mantener a sus familias. 

Hace tiempo leí una encuesta que se hizo a mujeres mexicanas sobre temas de género, y me sorprendió ver que la mayoría de las respuestas eran de una modernidad alucinante.

Las mujeres de la encuesta sabían que eran igual de valiosas, inteligentes e importantes que los hombres, sabían que merecían una paga igual por trabajo igual, y que los hombres tenían la obligación de colaborar a partes iguales en las tareas del hogar y de crianza de los hijos.

Sin embargo, cuando a estas mujeres se les preguntó: ¿Quién es el responsable principal de llevar el dinero al hogar? la gran mayoría respondió que el hombre. 

¿Se fijan en la contradicción? Estas mujeres creen en la igualdad, pero todavía se aferran al último bastión del machismo: la responsabilidad financiera del hombre en el hogar. 

Pareciera un abuso de las mujeres que los hombres las mantengan mientras ellas persiguen sus sueños e inquietudes sin preocuparse por cuánto ganan, pero nadie fuerza a muchos hombres a trabajar como peones durante 40 años, sin conocer realmente a sus hijos y sin disfrutar realmente de su hogar. La mayoría lo hacen voluntariamente. 

El autor del blog The Scape Artist (para leer su artículo, da clic aquí), quien fue una cartera de dos patas en su juventud, señala que sentía que tenía algo que probar, y creyó que podía lograrlo a través del dinero y estatus laboral. 

La identidad y autoestima de muchos hombres está tan enfocada en ser un cajero automático, que prohíben trabajar a sus parejas.

Algunos caballeros incluso se sienten menos si su esposa gana más que ellos, aunque la razón escapa mi entendimiento.

Una familia con doble ingreso puede alcanzar más pronto la independencia financiera, que garantizaría que ambos miembros de la pareja tengan la libertad de trabajar cuándo y en lo que quieran.

Adicionalmente, cuando ambos miembros de la pareja trabajan, se puede sobrevivir mejor a ciertos embates de la vida: muerte de uno de ellos, desempleo o divorcio. Por ello, ser la cartera de la casa es muy mal negocio para toda la familia. 

¿Quieres saber si eres una cartera de dos patas?

Responde a lo siguiente: 

1.    ¿Escogiste tu carrera basándote solamente en su potencial de ingresos, en vez de hacerlo tomando en cuenta también tus gustos, talentos y habilidades?
2.    ¿Sientes que tu trabajo es demasiado demandante y no te deja tiempo libre?
3.    ¿Vives en un lugar que conviene a todos los otros miembros de la familia menos a ti y que te obliga a manejar por más de una hora al día? ¿Vives en un lugar distinto a tu familia entre semana?
4.    ¿Siempre cedes para evitar peleas con tu pareja? 
5.    En lugar de desarrollar algún pasatiempo, jugar o platicar con tu familia o amigos, ¿los fines de semana los pasas haciendo compras y llevando a los niños a clases? 
6.    ¿Estás endeudado?
7.    ¿Sientes que tu familia sólo te busca cuando necesita algo? ¿Sientes que cada vez te exigen más?
8.    ¿Sientes que necesitas tener logros o un cierto estilo de vida para “ser alguien”?
9.    ¿Tienes sobrepeso u obesidad?
10.    ¿Tiene más de tres meses que no ves a tus amigos? ¿Sientes que no conoces a tus hijos o a tu esposa?
11.    ¿Te automedicas? 
12.    ¿Tienes alguna adicción, incluyendo la adicción al trabajo?
13.    ¿Sientes que tu familia te exige cada vez más cosas o dinero?

Si respondiste que sí a alguna de estas afirmaciones, puedes ser o convertirte con el tiempo en una cartera con patas.

El primer paso para evitarlo es estar consciente del peligro, analizar cada una de las preguntas donde tu respuesta fue afirmativa para corregir el rumbo y, ante todo, darte el permiso de cuestionar si en verdad naciste para ser el único proveedor de tu casa. 

Porque el feminismo no solamente lo necesitamos las mujeres. 

kgb 

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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