Este "socavón" se interpone entre la vida que quieres y la que tienes

De finanzas y otros demonios -
Mujer saltando acantilado
Este "socavón" se interpone entre la vida que quieres y la que tienes. Foto: Pixabay

¿Qué te parecería iniciar una nueva tradición en tu vida? Elegir un día a la semana, un mes o un año para comprometerte a no iniciar nada nuevo ni comprar nada innecesario.

David, autor del blog Raptitude, hizo revuelo cuando en enero de este año publicó un artículo anunciando que durante un año completo se dedicaría a profundizar en lo que ya ha empezado, renunciando a la sutil adicción a comenzar algo nuevo.

Su objetivo es tomarse un año sin iniciar nuevos pasatiempos, ni comprar libros, equipo o juegos nuevos, dando la oportunidad de continuar con los pasatiempos, libros y equipo o juegos que ya tiene.

En mi casa tengo decenas de libros sin leer, dos bicicletas y un tapete de yoga acumulando polvo, un curso de francés que no terminé, y un blog que comencé a escribir y se quedó con sólo 2 publicaciones. ¿Te suena familiar?

En mi caso, dado que tengo tantos proyectos sin terminar, no tiene mucho sentido que siga comprando libros, que me haya inscrito a clases de spinning, que haya instalado una app para aprender coreano, o que pague la inscripción para el taller de meditación. De hecho, a veces siento que entre más cosas dejo incompletas, más se va acumulando un cierto estrés difícil de describir. Echa un vistazo en tu casa o computadora para recordar todos los proyectos que se han quedado abandonados. ¿Qué te hacen sentir?

Para solucionar el problema, es necesario saber por qué empezamos tantas cosas nuevas y las dejamos incompletas. Una explicación podría ser que descubrimos que no nos gustan o que no son para nosotros, pero esta justificación no se puede usar para todo. En mi caso, quizás haya un par de libros que no me atraparon, pero otros que son excelentes siguen sin ser abiertos, además de que hablar francés, practicar yoga y aprender a andar en bicicleta siguen interesándome.

En la mayoría de los casos, dejar las cosas a la mitad se debe a un fenómeno que traduzco como “el socavón” o en inglés “The dip” que es un término acuñado por el gurú de mercadotecnia, Seth Godin.  Comenzar algo nuevo es muy emocionante: el progreso en nuestra habilidad es rápido y notorio, además de requerir poco esfuerzo.

Sin embargo, el socavón llega cuando las cosas se ponen más difíciles y el avance es menos visible, y es ahí donde la mayoría de la gente se rinde. Pude notar este fenómeno cuando era maestra de inglés.

Las clases de principiantes estaban llenas, los alumnos se entusiasmaban porque cada día aprendían a decir algo en inglés: pedir comida, describir a su familia, las partes del cuerpo. Pero pocos alumnos pasaban a los siguientes niveles, donde la dificultad aumenta y no es tan fácil ver el progreso.

El alumno se rompe la cabeza para poder decir lo mismo que ya sabía pero en pasado, y no parece que esto sea un avance considerable.

Luego están los niveles más avanzados, donde solamente hay tres o cuatro alumnos inscritos, y el ambiente es notoriamente distinto: los alumnos saben que están muy cerca de llegar al dominio del idioma, y aunque los temas siguen siendo difíciles, los motiva saber que tienen un nivel alto de competencia.

La gráfica  a continuación (para ver la fuente, da clic aquí) ilustra con más claridad el efecto del socavón, pues refleja cómo hay un punto en que incluso parece que se retrocede en resultados, aunque el esfuerzo requerido sigue aumentando.

El socavón está en todas partes. Es la burocracia que impide que la mayoría de los profesionistas se titulen, lo cual afecta sus ingresos; es la diferencia entre ser un principiante o experto; lleva a 75% de los nuevos negocios a la bancarrota durante el segundo año y es lo que aleja a la mayoría de sus metas.

El socavón consiste en ocasiones de barreras impuestas para dejar a gente como tú fuera del juego: requisitos, recursos, habilidades difíciles de afianzar. El socavón puede también estar hecho de fuerzas sutiles como el aburrimiento, la falta de recompensas sociales o la lentitud en los resultados. Cuando empecé a ir al gimnasio me aburría muchísimo.

Llevaba podcasts para poder pasar una hora completa moviendo piezas de metal sin morir de sueño. Continué porque estaba convencida de que era la mejor manera de conservar mi peso ideal. Después de un tiempo, dejé de aburrirme, y dejé de escuchar podcasts durante mis sesiones. Superé el socavón cuando se volvió más fácil continuar que dejar mi disciplina de ejercicio, cuando se volvió un hábito y una forma de vida.

Para superar el socavón es necesario tener determinación, y cada quién debe luchar en su propio cuadrilátero: para los nuevos padres, el cuadrilátero es la falta de sueño, para el profesionista atorado, el cuadrilátero puede ser ese curso en línea que no se ha dado el tiempo de tomar, para el artista frustrado, el cuadrilátero podría ser implementar su plan para conseguir clientes, para el empleado desmotivado, llegar temprano al trabajo todos los días.

No es necesario ser persistentes en todo. Muchas veces dejamos las cosas porque descubrimos que no son parte del camino que debemos seguir, y es muy válido cambiar de rumbo de manera consciente. Sin embargo, conocer y sobreponerse al efecto socavón podría ayudarnos a construir la vida que queremos.

La independencia financiera es una de las áreas más valiosas del desarrollo personal donde veo que el socavón hace estragos, por obvias razones: nuestra situación financiera tomó años para formarse, y no se va a componer de la noche a la mañana (en eso se parece a la obesidad).

A veces los resultados no son evidentes incluso meses después de anotar gastos e ingresos, automatizar pagos y sanear deudas. Al igual que con la pérdida de peso, es posible ver cambios al principio pero luego sentirse estancado.

En mi experiencia, la mayoría de la gente ni siquiera llega a eso. De cada 10 personas que me piden asesoría financiera, solamente una comienza el proceso en serio. Admito que lo primero que pongo frente al solicitante es una barrera: para que yo invierta mi tiempo en la persona, primero la persona debe demostrar que está dispuesta a invertir el suyo.

Envío dos o tres artículos para lectura, que es el primer requisito para una llamada telefónica o cita para hablar de finanzas con alguien. Aunque todos agradecen el envío y aseguran que leerán los textos (no más de cinco o seis páginas) casi nadie lo hace y, de este modo, evito perder el tiempo con personas que no están convencidas de la importancia de sus finanzas.

A todos nos cuesta trabajo terminar lo que empezamos. Además de estar conscientes del efecto socavón, y de evitar comenzar cosas nuevas para poder profundizar en aquellas que más nos interesa completar, otra estrategia es la que recomienda The Escape Artist:

Siempre haz lo que dices que harás.

Seguir esta simple regla te hará llegar mucho más lejos que asistir a seminarios de emprendedurismo y cursos sobre negocios y autoayuda, porque cumplir tu palabra es uno de los atributos que más escasean y que más valor proporcionan, tanto en tu vida profesional como en tu vida personal.

Las personas confiarán en ti, serás más cauteloso para comprometer tu tiempo, y prosperarás en lo que emprendas porque tendrás la determinación de continuar más allá del socavón. ¡Te convertirás en uno en un millón!

Y a ti, ¿qué proyectos pendientes te gustaría retomar?

kgb

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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