¿En verdad ayudan las Mipymes a la economía mexicana?

Economía Real -
En México, de acuerdo con el INEGI, las MiPyMes son importantes en términos de empleo y de producto. Foto: Photos.com
En México, de acuerdo con el INEGI, las MiPyMes son importantes en términos de empleo y de producto. Foto: Photos.com

Mucho se ha escuchado hablar al gobierno sobre la importancia de los emprendedores, de su capacidad para innovar y de la aportación que pudiesen tener al crecimiento del país a través de la creación de nuevas empresas. Esto lo escuchamos día a día a través del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem) que busca fomentar al niño innovador que todo mexicano tienen dentro, o bien, por medio de la Banca de Desarrollo que promueve los encadenamientos productivos entre empresas pequeñas y grandes. ¿Pero en realidad son las famosas micros, pequeñas y medianas empresas (MiPyMes) importantes para la economía mexicana? Todo depende del cristal con que se miren.

En México, de acuerdo con el INEGI, las MiPyMes son importantes en términos de empleo y de producto: generan 7 de cada 10 empleos, representan el 99% del total de las empresas y la aportación de todas ellas al PIB (producto interno bruto) es del 50%. En el plano internacional, Argentina por ejemplo, estas empresas representan el 60% de la población ocupada y generan casi el 30% del PIB, mientras que en Estados Unidos y en la Unión Europea representan más del 75% del personal ocupado.

Su importancia radica también en que se presentan como una alternativa a la escasez de plazas laborales. Por tal motivo, se ven como un medio para salir de la pobreza o para contener el aumento de la misma; así como para mejorar la distribución del ingreso entre la población ocupada. Esto, a pesar de que la situación financiera de la empresa llegue a ser sumamente precaria. En 2012, los micronegocios, generaban apenas una ganancia en promedio de 4,800 pesos mensuales.

Una ventaja de las MiPyMes es que son mucho más flexibles a los choques macroeconómicos que empresas más grandes, en buena medida por los menores costos fijos a los que se enfrentan. Esta  adaptación a las circunstancias del mercado se refleja en la tasa de rotación de las empresas. En México, de 2009 a 2012 por cada 100 empresas, 28.2 entraron al mercado, mientras que 22 salieron, es decir, una tasa de rotación de 6.2 por ciento. Para las microempresas fue de 6.3%, siendo el sector servicios el que presenta una mayor rotación debido a que sus costos de entrada son mucho menores. ¿Qué ventaja tiene esto?

Para Benavente el reemplazo de unas empresas por otras es un ingrediente central en el crecimiento de la productividad, ya que esto es reflejo de una experimentación constante de nuevas ideas, independientemente de si son buenas o malas. Asimismo, se fomenta la reasignación de recursos, tanto de capital humano como físico, lo que favorece a la empresa más productiva que los adquiere.

Además, por un lado, el hecho de que las micro, pequeñas y medianas empresas compren en su mayoría insumos generados al interior del país se vuelve una ventaja en tanto se fomenta el mercado interno, se promueve la compra de productos nacionales y el ingreso generado se queda dentro del país. Pero, por el otro lado, su cartera de ventas está muy poco diversificada y su nicho de mercado es reducido. En 2002, en los tres principales sectores de la economía (manufactura, comercio y servicios) alrededor del 50% de las ventas se destinó a su principal proveedor.

A esto se suma, primero, que este tipo de empresas casi no exportan y, por ende, no compiten en el mercado internacional. En 2001, sólo 34,700 Pymes y microempresas exportaban, contribuyendo con el 6.7% del total de las exportaciones, mientras que en ese mismo año las MiPyMes de países como Canadá, Argentina e Italia contribuyeron con el 9.3, el 10 y el 40%, respectivamente. Y en, segundo lugar, existe aún una desvinculación con los sectores más dinámicos de las exportaciones mexicanas (como son las manufacturas) que se ha reflejado en una disminución en la participación de los insumos nacionales (aquellos productos que deberían proveer las Pymes) dentro de los insumos utilizados por estos sectores.

La falta de internacionalización puede deberse a los elevados costos fijos provocados por barreras logísticas, legales y culturales, permitiendo las micro y pequeñas empresas sean capaces de abstenerse de incorporar nuevas tecnologías o de mejorar sus procesos de producción para acercarse al estándar internacional. Aunado a ello, justo su difícil situación financiera y bajo potencial debido a su desvinculación con los sectores más dinámicos se vuelve una de las causantes de mayor pobreza y desigualdad en el ingreso.

Por último, debido a las características antes señaladas, podría decirse que este tipo de empresas, no deberían considerarse un motor de crecimiento económico. Es más, debido a su concentración en industrias de bajo valor agregado (carecen de presencia en la industria pesada) y baja productividad (tienen poca inversión en maquinaria y equipo, por ejemplo) podría decirse que la política industrial del país sólo debería enfocarse en fortalecer a las grandes empresas que sí tienen la capacidad de operación y los recursos para generar mayor tecnología y empleo.

Sin embargo, si bien pueden no ser el motor de la economía, no puede desdeñarse su aportación al producto y al empleo, lo que las vuelve un elemento importante. Hoy por hoy, son una válvula de escape al desempleo y a la pobreza. Lamentablemente no en las circunstancias en que se desea, es decir, exportando, pagando impuestos y creciendo.

Aclaración:
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