La banca mexicana a 21 años del Error de Diciembre

Economía Real -
Para México, el costo del financiamiento no ha disminuido, sino todo lo contrario. Foto: Cuartoscuro
Para México, el costo del financiamiento no ha disminuido, sino todo lo contrario. Foto: Cuartoscuro

A propósito del 21 aniversario del llamado Error de Diciembre, (que se cumplió el 19 de diciembre), es pertinente recordar algunos de los acontecimientos que modificaron al sector bancario, en particular, la reprivatización bancaria y la crisis de 1994-1995.

Lare privatización bancaria, en momentos previos y posteriores a la crisis, intentó subsanar algunas características del sector que se consideraban perniciosas para su desarrollo, entre las que destaca la administración estatal de las instituciones (se consideraba que una administración privada sería más eficiente) y la concentración en unas cuantas instituciones.

Vale la pena subrayar que un momento clave en la historia del desarrollo financiero del país fue el proceso de reprivatización de inicios de los noventa. La venta de la banca se llevó a cabo mediante de una Comisión de Desincorporación, la cual valuaba las carteras de las instituciones bancarias para establecer su precio de venta. Ésta se llevó a cabo mediante la subasta de paquetes de instituciones crediticias. El proceso se echó a andar el 1 de mayo de 1990 justificándole con los argumentos de que la privatización fortalecería al mercado financiero, garantizaría una participación diversificada en el capital y vincularía la calidad administrativa de los bancos con un adecuado nivel de capitalización.

Al completarse el proceso de privatización bancaria, el sistema en su conjunto ya presentaba algunas problemáticas que le volvía extremadamente frágil. Una de ellas fue el desequilibrio cambiario que muchas instituciones presentaban en sus hojas contables, donde tenían deudas en dólares y sus ingresos en pesos. Esto hizo que la devaluación de 1994 hiciera impagables para buena parte de las deudas contraídas en dólares, además de que los bancos se enfrentaban a pérdidas en sus activos debido al incremento en el tamaño de su cartera vencida. Esto, sumado a la salida de capitales del país, llevo a una descapitalización drástica de la banca, llevando a que el sistema en su conjunto entrase en crisis. Ésta condicionaría en buena medida el comportamiento de la banca tras la crisis de 1994.

En ese sentido, es posible apreciar que tras la crisis de 1994 la banca optó por dejar de lado su papel como intermediario financiero mediante el ofrecimiento directo de créditos para obtener recursos mediante la tenencia de valores, primordialmente de gobierno. Así, el monto de recursos obtenidos vía la tenencia de activos aumentó un 19.7% de 1995 a 1996 mientras que los recursos por la vía del crédito disminuyeron en un 34.6% para los mismos años. La cartera vencida con valores del Fobaproa y la  reorientación de la política hacia el mercado interno de bonos influyeron significativamente en el incremento en la tenencia de valores gubernamentales. Hoy en día las hojas de balance de los bancos siguen dependiendo en un monto significativo de la deuda que contrae el gobierno. 

Como medida complementaria, entre 1995 y 1996 entraron más inversionistas extranjeros en el sector. El criterio por el cual los bancos fueron intervenidos y privatizados fue distinto, aquellos bancos que tenían un nivel bajo de capitalización pero que no presentaban anomalías en sus operaciones no fueron intervenidos, pero sí fueron saneados vía el Fobaproa. El gobierno buscó, para estos casos, inversionistas que apoyaran en la capitalización de éstas instituciones y en este sentido, algunas instituciones fueron intervenidas y después fueron fusionadas. A pesar de estas fusiones y adquisiciones, ¿podemos decir que el mercado logró diversificarse?

Haciendo un balance de la concentración de mercado del sector en 1994, como lo muestra el cuadro 1, notamos que en comparación con otros países que vivieron un proceso de privatización similar, México fue el país donde la entrada de la banca extranjera incentivó en mucho menor medida la competencia al interior del sector. Asimismo, ha habido una desvinculación notoria entre el sector bancario  y el aparato productivo en términos de crédito.

Como vemos, en 1994, los tres bancos más grandes concentraban cerca del 50% del mercado, cifra cercana a la observada en Brasil y pero lejana a la de  Argentina. Sin embargo, cuando se toman en cuenta los diez bancos más grandes para el mismo año, la concentración se eleva significativamente, a cerca de un 81 por ciento. Tales estadísticas son contundentes al mostrar que antes de resentirse el impacto cambiario, el sector ya estaba altamente concentrado por los bancos de mayor tamaño. Para el año 2000, el número de bancos en México se había reducido a tan sólo 23, de los cuales, los diez más grandes, concentraban  casi un 95% del mercado, por lo cual podemos decir que el sector terminó por concentrarse aún más.

Si bien la crisis financiera incentivó la consolidación de grandes grupos financieros, varios de estos ya existían desde antes de la crisis. Estos grupos financieros lideraban el mercado gracias a varios factores: en primer lugar su tamaño de activos era considerablemente mayor al resto del mercado y en segundo lugar, éstos podían financiarse en el exterior en caso de tener problemas financieros. Tal posición de preponderancia se pone en evidencia con el hecho de que su supervivencia después de la crisis no dependió exclusivamente del rescate del Fobaproa, sino de su propia situación financiera.

Diversa literatura sugiere que al interior del sector bancario mexicano el fomento de la competencia entre bancos extranjeros y nacionales debía verse reflejado en un incremento del crédito y una disminución del costo de éste, sin embargo, no fue así. Por un lado, la banca considerada de gobierno (o de desarrollo) ha disminuido en preponderancia de todo el sistema financiero. Por otro lado, la cifra más alta que presentaría el crédito en la economía mexicana sería en 1994, con un 38% del Producto Interno Bruto. Hasta la fecha, esta cifra no supera el 20% del Producto, es decir el crédito no incrementó. Empero, además de mirar los montos de crédito, tenemos que revisar a qué rubros se ha canalizado.

El acceso al crédito al interior del país sigue siendo desigual, las empresas pequeñas no reúnen los requisitos suficientes para acceder a un crédito y en caso de acceder, lo hacen en condiciones de altos costos y poca oportunidad de repago. Es decir, las empresas más grandes son quienes tienen mayores oportunidades de financiamiento. Igualmente,  las personas de los estratos bajos de la población no tienen acceso al sistema bancario y quienes logran acceder, también lo hacen en condiciones desfavorables, es decir a tasas de interés altas y sin posibilidades de ver mejoradas sus condiciones de vida.

Como observamos para México, el costo del financiamiento no ha disminuido, sino todo lo contrario, esta es una de las principales trabas a que el sector bancario se asocie de manera eficiente al resto del aparato productivo. Finalmente, el papel del gobierno con relación al sistema bancario y al sistema financiero en general, debe ser el de tratar de desarrollar un papel vinculante al crecimiento económico. Si bien, ya no estamos en los años sesenta, mucho podríamos aprender del papel que representó el crédito para el crecimiento económico en esos momentos, tanto en monto como en focalización del mismo. 

 

*gl

Aclaración:
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