La situación laboral española

En julio del 2010, España reportó por primera vez en 15 años una tasa de desempleo por encima del 20 por ciento. En julio del 2014, cuatro años después, la tasa de desempleo reportada fue de 24.5% (Eurostat, ajustada por efectos estacionales)  y aún y cuando se han reportado avances, en abril el gobierno reportó que ésta no bajaría del 20% sino hasta 2017. A esa fecha habrán pasado 7 años con una tasa de desempleo por encima del 20%, una mera cifra psicológica que impacta a cualquier otra persona que habite en otra economía. ¿Cómo sobrevive una economía con tan alto nivel de desempleo?

Antes que nada es necesario intentar responder una pregunta que podría parecer trivial pero no lo es: ¿Qué tan alto es alto? A primera vista, no deberían de compararse variables económicas de distintos países de forma directa, pues cada economía tiene una serie de características propias que le hacen diferente al resto. Por ejemplo, el promedio del desempleo de la economía española desde 1990 a la fecha es de 16% y su punto más bajo fue poco antes de la crisis de abril del 2007. Estos datos muestran que el desempleo en España ha estado por encima de lo “normal” para otros países desde hace mucho tiempo. Si se compara con México, cuya tasa de desempleo ha estado por debajo del 10% desde el 2000, o con Estados Unidos, en donde se ha echado mano de  numerosos instrumentos de política para lograr que la tasa de desempleo no sea mayor al 7% en los últimos años, es posible dimensionar la magnitud del desempleo español. Así, podría decirse que España por sufre de un desempleo estructural alto, es decir, de un nivel de desempleo alto sin importar que la economía esté o no creciendo. ¿Por qué esta característica? Como en toda economía, la respuesta a esta pregunta depende de un sinnúmero de variables que interactúan entre sí.

Una de las posibles respuestas es la existencia de un seguro de desempleo. El seguro de desempleo, si bien otorga beneficios al estabilizar la economía en tiempos de crisis o el gran beneficio social de ayudar a un desempleado, tiene el aspecto negativo de elevar la tasa de desempleo. ¿Por qué? Porque los individuos tienen un mayor margen para decidir qué tipo de empleo aceptar, en tanto que siguen recibiendo un ingreso. Es decir, el seguro de desempleo permite al trabajador no verse obligado a aceptar cualquier trabajo, ocasionado que permanezca más tiempo en el desempleo buscando un trabajo adecuado para su capacitación. En España se otorga una prestación por desempleo de una tercera parte de duración del periodo que hubiera trabajado el ciudadano, habiendo trabajado como mínimo un año (acreedor a cuatro meses de seguro de desempleo) y máximo de seis (tiempo máximo de seguro de dos años). El pago asciende a un 75% del sueldo con un máximo de 1,087.20 euros que aumenta si hay dependientes menores de edad. Dado que el tiempo que debe pasar una persona buscando empleo sin encontrarlo para ser considerado desempleado es de cuatro semanas (de acuerdo a los criterios de Eurostat, oficina encargada de hacer las estadísticas para toda la Unión Europea) muchos de los que califican como desempleados en realidad lo son pues pueden permitirse permanecer buscando empleo gracias al ingreso que supone el seguro de desempleo.  

Por otra parte, otra de las razones que afectan la tasa estructural de empleo es la gran cantidad de contratos de trabajo temporales. Tan sólo en 2013 el 23.4% de los empleos en España eran del tipo temporal. El programa de empleos temporales en España se creó desde hace 30 años con el objetivo facilitar la creación de empleos así como el de regular la existencia de los mismos. Los empleos temporales incrementan la tasa de rotación de la economía, implicando que un individuo que sólo sea contratado bajo este esquema  caerá un mayor número de veces en el desempleo, llevando con ello a que la tasa estructural de desempleo en la economía se incremente.  

Otra posible respuesta es las características regionales del desempleo y la escaza migración neta que ha experimentado el país desde 1970. El problema de desempleo alto es mucho mayor en el sur del país. Como se ve en el mapa líneas abajo, la diferencia en la tasa de desempleo de la  comunidad autónoma de Andalucía con respecto a la tasa de desempleo en Madrid o en las regiones del norte es abismal. En teoría, la migración permitiría homologar la tasa de desempleo entre las distintas regiones, pues quienes no encuentren empleo en una, irían a buscarle en otra región. El efecto sería en teoría mayor en países como España, que al formar parte de una región en donde se permite la libre movilidad de trabajadores entre países, podría “expulsar” mano de obra desempleada hacia el resto de Europa.  Por qué esto no ocurre puede estar asociado a factores extra económicos, como son el lenguaje o las diferencias culturales, o a factores económicos, como son el tipo de industria que se desarrolla en cada región. Lo más probable es que se trate de una combinación de ambos, lo que dificulta aún más la situación española.

Una cosa es clara, España tiene en su futuro un gran reto que afrontar. Se tendrá que reinventar económica y socialmente para poder salir de esta crisis. Como ya se comentó, hasta el 2017 sería posible que la tasa de desempleo estuviese por debajo de la barrera psicológica del 20%, que sigue estando muy lejos de su valor “normal” de 16% (promedio de los últimos 24 años). El reto se agrava cuando se desagregan las cifras y se cae en cuenta que la tasa general de desempleo de 24.5% en julio del 2014 implica una tasa de desempleo superior al 50% en el caso de los jóvenes. España no sólo está atravesando por un presente tortuoso, sino que está afectando los cimientos de su futuro. 

*gl