Lo que puedes aprender para tu trabajo del escándalo de Sharapova

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Sólo en el 2015, según reportó la revista Forbes, Sharapova obtuvo ingresos por 29.7 millones de dólares. Foto: Reuters
Sólo en el 2015, según reportó la revista Forbes, Sharapova obtuvo ingresos por 29.7 millones de dólares. Foto: Reuters

Este lunes el mundo deportivo se sorprendió con la noticia de que la tenista rusa María Sharapova anunciaba haber dado positivo en un control antidopaje durante el Australian Open celebrado en enero y tras perder ante la estadounidense Serena Williams.

La tenista dio positivo a una substancia (Meldonium) que fue incluida en la lista de prohibiciones desde enero, pero que ha venido consumiendo por varios años aún y cuando ya se habían realizado advertencias sobre la misma desde el 2014.

Sharapova es una de las tenistas mejor clasificadas en el ranking mundial y sin duda es una de las deportistas más famosas y que más ingresos consiguen gracias a la publicidad y a los patrocinios de grandes marcas que pactan contratos millonarios con voceros de fama mundial como los deportistas, sólo en el 2015, según reportó la revista Forbes, obtuvo ingresos por 29.7 millones de dólares.

Las consecuencias del caso han tenido resonancia mundial. Para empezar, la Federación Internacional de Tenis la ha suspendido provisionalmente hasta realizar una investigación sobre el asunto y determinar la sanción correspondiente y también, algunas de las marcas que patrocinaban a la tenista, han empezado a rescindir contratos; empresas como Nike, Tag Heuer y Prosche encabezan la lista de las cancelaciones que evitan a cualquier costa que su marca se vea relacionada con la imagen que ahora está dando Sharapova.

A pesar de que el tenis es un deporte individual, alrededor de un deportista de alto rendimiento hay un gran equipo de personas que trabajan por un objetivo común, mantener el nombre e imagen de la persona en el más alto nivel profesional. Se trata de pequeñas (o grandes en algunos casos) empresas que funcionan igual que una compañía, con la diferencia de que el principal activo es el nombre y desempeño de una persona.

Y es por esto que el tema toma relevancia en el ámbito laboral, aunque nosotros no seamos deportistas con contratos millonarios de patrocinios comerciales, tenemos que cuidar nuestra principal marca, nuestra imagen. Y nuestro equipo, la empresa donde trabajamos, nuestros subordinados y en general todo nuestro entorno debe colaborar en la construcción y crecimiento de nuestra imagen profesional.

El caso Sharapova, al menos nos da un ejemplo de lo que podemos hacer cuando nuestra imagen enfrenta una amenaza o un desprestigio importante. Lo primero que tenemos que hacer es dar la cara, al aparecer en una conferencia de prensa, demuestra que está dispuesta a asumir su responsabilidad y enfrentar las consecuencias de tomar malas decisiones. Esto es lo que puede ser el principio de una reconstrucción de imagen aún y cuando ante la percepción general será una mancha permanente en el historial de una carrera profesional exitosa.

No importa la edad, el género o el medio, debemos siempre tener presente que en cada acción o actividad que desempeñamos estamos construyendo o destruyendo nuestra imagen y nuestro crecimiento profesional a futuro puede ir de la mando de lo que estemos cimentando hoy. Y serán nuestras decisiones y acciones las que de manera congruente y consistente contribuyan para nuestro desarrollo o den una señal de que nosotros mismos nos estamos boicoteando. ¡Ten cuidado!

 

Nos leemos la próxima vez…

Aclaración:
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