Caída en el sector automotriz pone en riesgo al resto de la economía mexicana

La industria automotriz en México es tan importante que impacta en el empleo, la producción y el comercio exterior mexicanos
Economía -
El peso de esta industria en el empleo, la producción y el comercio exterior mexicanos es tal, que su desempeño acaba incidiendo en el total cuando los movimientos son de la escala que estamos sufriendo. Foto: iStock
El peso de esta industria en el empleo, la producción y el comercio exterior mexicanos es tal, que su desempeño acaba incidiendo en el total cuando los movimientos son de la escala que estamos sufriendo. Foto: iStock

La salud de la industria más importante del país, la automotriz, está comprometida. Mayormente, por factores externos. El sector pasa por un periodo muy complejo, lo que se ha traducido en debilidad en la producción, ventas y exportaciones mexicanas. Los aumentos de tasas de referencia del Banco de México, la necesidad de incrementar el gasto público, se dan en un contexto en donde la industria que más pesa en la economía no lo está pasando bien, y pone en riesgo la recuperación económica.

De manera recurrente reseñamos en este espacio el desempeño de corto plazo de la industria automotriz. Por dos razones. Primero, por su peso específico dentro de la economía mexicana; y segundo, porque los datos de producción, ventas y exportaciones son publicados de manera muy oportuna y nos proporcionan inferencias muy útiles respecto del comportamiento de corto plazo del resto del PIB.

Esta inferencia es muy útil cuando se trata de detectar puntos de inflexión en la tendencia. Así, por ejemplo, durante la recesión pandémica, los datos del sector automotriz anticiparon el tamaño y violencia de la caída del producto, y en el primer semestre de año sus cifras anticiparon muy correctamente la poderosa recuperación.

Por eso son motivos de alarma los pésimos datos recientes de este sector clave en la economía mexicana, pues de no ser compensado por sólidos desempeños en otras industrias, estarían augurando una pérdida importante de velocidad en la recuperación económica posterior a la horrible recesión de 2020.

Las cifras de septiembre son desoladoras y las caídas registradas son tan graves, que difícilmente el resto de la economía escaparía indemne a la escala de la afectación del sector estrella. La producción de autos cayó por tercer mes consecutivo en su base anual, a pesar de compararse contra un año pésimo como el 2020, hundiéndose un profundo 33.3 por ciento, la peor tasa interanual desde la abismal caída de mayo del año pasado.

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Cierto, el desempeño del sector automotriz mexicano va en sintonía con lo que ocurre en el resto del mundo, arrastrado por la escasez de semiconductores que ha paralizado al mercado automotor en todo el planeta. Pero el peso de esta industria en el empleo, la producción y el comercio exterior mexicanos es tal, que su desempeño acaba incidiendo en el total cuando los movimientos son de la escala que estamos sufriendo. Así que, sí, la recuperación de la economía nacional está en riesgo debido a la falta de chips en el mundo.

Si otros sectores de la economía no compensan la severa contracción del sector de autos, quizá veamos en septiembre una tasa interanual del IGAE (muy cercana al PIB) de 4 por ciento, e incluso por debajo de esa marca, lo que implicaría una desaceleración muy abrupta de la recuperación.

Las ventas, por su parte, no cuentan una historia distinta, tropezando 1.13 por ciento en septiembre de 2021 contra el mismo período del año pasado, la primera tasa negativa desde febrero, y eso a pesar de la muy baja base de comparación marcada en 2020. Si no hay un cambio de tendencia, es probable que los datos de ventas del último trimestre de 2021 sean mayoritariamente negativos, lo que implicaría muy malas noticias para el sector de consumo.

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Las de autos son las primeras cifras económicas que tenemos para septiembre, y son francamente malas. Los datos del IGAE, el índice que se aproxima al comportamiento del PIB, quizá cierre el tercer trimestre del 2021 con tasas de entre 3.5-4 por ciento. Y a menos que haya una reversión rápida, el último trimestre del año podría registrar números incluso más débiles.

Más gasto público, condiciones monetarias más relajadas, reanimar el entusiasmo de la inversión y el consumo domésticos son necesarios para compensar el alarmante desempeño del sector automotriz. Durante su periodo de apogeo, la industria del auto es la gran benefactora de México. Pero ahora, la crisis global de semiconductores nos está pasando el costo de su peso. Lo malo es que los diagnósticos disponibles indican que la crisis de chips no se resolverá pronto, así que si no queremos que la economía mexicana sufra una doble recesión, debemos de hacer algo para compensar esta debacle automotriz.

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