¿Se puede defender al capitalismo? Un millonario lo intenta, pero ¿lo logrará?

Algunos multimillonarios se sienten mortificados por la desigualdad del capitalismo, pero no presionan para que los ricos paguen impuestos más altos que costeen las soluciones
Economía -
Algunos multimillonarios se sienten mortificados por la desigualdad del capitalismo, pero no presionan para que los ricos paguen impuestos más altos que costeen las soluciones. Foto: Reuters
Algunos multimillonarios se sienten mortificados por la desigualdad del capitalismo, pero no presionan para que los ricos paguen impuestos más altos que costeen las soluciones. Foto: Reuters

OMAHA — Por algo se le conoce como el “Woodstock de los capitalistas”.

Este fin de semana, más de 40.000 inversionistas llegaron a Omaha para la reunión anual de Berkshire Hathaway, la celebración de un modelo económico que a lo largo del último año han atacado líderes políticos, como Alexandria Ocasio-Cortez, pero también multimillonarios que han advertido sobre la “guerra de clases” que podría detonar el capitalismo.

Dio la impresión de que el rostro más prominente del capitalismo —Warren Buffett, el paternal fundador de Berkshire y la cuarta persona más rica del mundo, con un valor cercano a los 89.000 millones de dólares— se distanció de muchos de sus pares, quienes se han disculpado por el capitalismo a últimas fechas.

“Soy un capitalista de hueso colorado”, comentó Buffett. “Creo que no estaríamos sentados aquí si no fuera por el sistema del mercado”, agregó, ensalzando el estado de la economía. “No creo que el país caiga en el socialismo en 2020, 2040 ni 2060”.

La franqueza de Buffett acarrea un extraño dejo de frescura.

Parece que muchos de los líderes empresariales de la actualidad se estrujan las manos por el estado de la desigualdad o toman posturas morales sobre temas de políticas públicas. Sin embargo, cuando se trata de ofrecer soluciones concretas y en verdad tomar decisiones difíciles que podrían afectar sus ganancias netas, tienen mucho menos que decir.

Algunos multimillonarios se sienten mortificados por la desigualdad y el sistema educativo, por ejemplo, pero no presionan para que los ricos paguen impuestos más altos que costeen las soluciones (uno de los remedios favoritos de Buffett). Varios de los directores ejecutivos que el año pasado boicotearon el congreso en Arabia Saudita después del asesinato de Jamal Khashoggi rápidamente volvieron a hacer negocios con el reino en cuanto se disiparon los encabezados al respecto.

El código moral de Buffett es el de ser directo, incluso cuando no es políticamente correcto. En su estilo franco, Buffett, un demócrata de años, reconoció que la meta del capitalismo era “ser más productivo todo el tiempo, es decir, entregar la misma cantidad de productos con menos gente o generar más productos con la misma cantidad de gente”, explicó.

“Así es el capitalismo”. Hace dos años en la misma reunión dijo sin tapujos: “Me temo que el sistema capitalista siempre perjudicará a algunas personas”.

En cierto modo, Buffett podría ser malinterpretado. Sus simpatizantes lo suelen considerar la consciencia del capitalismo. Además, en muchos sentidos, lo es: se opone al capital privado y las cuotas de los fondos de cobertura, y cuestiona los que considera los males de los negocios.

No obstante, en el fondo, cree que la defensa del capitalismo en esencia es moral: el capitalismo crea y produce prosperidad y progreso, aunque haya actores inmorales y produzca desigualdad.

Cuando se les cuestionó sobre la reacción negativa en contra del capitalismo, Buffett y su socio, Charlie Munger, se atrevieron a desestimar el movimiento creciente entre los inversionistas y los responsables de formular políticas que buscan solucionar el sistema por medio de iniciativas ambientales, sociales y de gobernanza, conocidas como ESG. Dio la impresión de que Buffett sugirió que el movimiento es básicamente un postureo ético y a fin de cuentas resultaría contraproducente.

“No vamos a restringir recursos para hacer cosas solo porque es el procedimiento estándar en las corporaciones estadounidenses”, aseguró Buffett.

Munger agregó: “Cuando se trata de las denominadas mejores prácticas corporativas, creo que la gente que habla sobre ellas en realidad no sabe cuáles son. Lo determinan con base en lo que se venderá, no en lo que funcionará”. Y continuó: “Me gusta más nuestra manera de hacer las cosas que la de ellos y Dios no quiera que copiemos sus mejores prácticas”.

En la presentación de sus documentos ante la Comisión de Bolsa y Valores, Berkshire declara de manera explícita que no toma en cuenta la diversidad cuando contrata a sus consejeros: “Berkshire no tiene una política sobre considerar la diversidad al momento de designar nominados al consejo. Con la designación de nominados al consejo, el Comité de Gobernanza no busca diversidad, cualquiera que sea su definición. Más bien, como se discutió con anterioridad, el Comité de Gobernanza busca individuos que tengan una integridad muy alta, experiencia en los negocios, una actitud orientada a los dueños y un interés genuino y profundo por la empresa”.

(Buffett sí aseguró que el negocio de energía de Berkshire en Iowa estaba enfocado en generar el cien por ciento de su energía a partir del viento, pero dejó claro que esa fue una decisión empresarial, no una que fuera motivada por la ética o las relaciones públicas).

Buffett incluso respaldó a ejecutivos y empresas que se han creado una mala reputación. Dijo que Wells Fargo, uno de los tenedores más grandes de Berkshire, había cometido “errores”, pero defendió a su ex director ejecutivo, Tim Sloan, y afirmó que lo habían sacrificado de una manera injusta por motivos políticos. Sloan se vio forzado a salir cuando los reguladores tomaron duras medidas contra el banco después de una serie de escándalos.

Algunas personas leerán esos comentarios y los considerarán un revés para quienes están realizando esfuerzos con el fin de que los negocios sean más progresistas, inclusivos y diversos.

Y en cierto grado, es un revés genuino que Buffett no use su plataforma para apoyar esta iniciativa.

No obstante, también hay una verdad subyacente debajo de muchas de las palabras de Buffett, algunas de las cuales incluso los bienintencionados entre nosotros deberían escuchar con atención. Por ejemplo, Buffett planteó un argumento persuasivo: la obsesión que tienen los expertos en gobierno corporativo con incluir el tipo de consejeros llamados independientes en los consejos de administración de las empresas es uno de los mayores engaños perpetrados a los inversionistas públicos.

“En muchos casos, los consejeros independientes son los menos independientes”, opinó Buffett, quien aseguró que muchos de estos actores necesitaban el dinero que acompaña el puesto en el consejo (suele ser un pago anual de unos 250.000 dólares). “No van a sacudir el avispero”, dijo, pues explicó que estos consejeros independientes entran en el comité de remuneraciones porque pueden ser controlados.

“¿Cómo podrían ser independientes?”, exclamó Buffett. “No te invitan a los consejos si eructas demasiado en las cenas”.

Un prominente director ejecutivo con el que conversé después de la reunión me comentó que desearía poder ser tan franco como Buffett. Me dijo que, en este clima de alta sensibilidad política, suele manejarse con cuidado en torno a temas controvertidos y, por lo menos, intenta dar muestras de compartir la preocupación social del momento.

Esta es la verdad del momento particular que enfrenta la comunidad empresarial; un momento al que, al menos hasta ahora, Buffett, de 88 años de edad, podría ser inmune.

Así que, aunque Buffett tal vez haya perdido una oportunidad para usar su plataforma, expresa con franqueza sus opiniones sobre un mundo netamente empresarial

*livm

Tips para tus finanzas personales directo en tu correo.
Al registrarme acepto los términos y condiciones

  TAGS

Taboola
Icono de te puede interesar de en dineroenimagen

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR