Trump comenzó un conflicto con el nombre del “nuevo TLCAN”

América del Norte es “un lugar mucho más estable que ayer”, declaró el 1° de octubre el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau
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 Trump comenzó un conflicto con el nombre del “nuevo TLCAN”. Foto: Reuters
Trump comenzó un conflicto con el nombre del “nuevo TLCAN”. Foto: Reuters

WASHINGTON .-  América del Norte es “un lugar mucho más estable que ayer”, declaró el 1° de octubre el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.

Un día antes, después de meses de negociaciones, Canadá se integró a un acuerdo entre México y Estados Unidos que en gran medida respeta un acuerdo comercial de 24 años entre los tres países. El presidente Donald Trump, quien al tomar posesión amenazó con anular el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ha pactado someterlo a una modificación mesurada.

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Desde luego, le dio un nombre acorde con “Primero Estados Unidos”: Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá, o USMCA (por su sigla en inglés y en español AMEC). Quizá piense que la fealdad del nombre es una cualidad. Es “demasiado largo e impronunciable como para que quepa en un anuncio de ataque de 30 segundos”, señaló un analista.

No unirse al acuerdo firmado el 27 de agosto por Trump y el presidente de México, Enrique Peña Nieto, hubiera sido un desastre para Canadá. Dos terceras partes del comercio de mercancía, el equivalente a una tercera parte del producto interno bruto, son con su vecino del sur.

Especialmente vulnerables a una ruptura hubieran sido 130 mil trabajadores de la industria automotriz de Canadá.

No obstante, Trudeau manifestó alivio más que entusiasmo. No elimina los aranceles que Estados Unidos ha impuesto a las exportaciones de acero y aluminio de Canadá, México y otros países.

Tampoco termina con la amenaza de que Estados Unidos impondrá nuevos aranceles por motivos de seguridad nacional. A diferencia del TLCAN, el AMEC estará sujeto a revisión por parte de sus tres signatarios cada seis años, y puede expirar una década después de cada revisión si alguna de las partes lo desea, lo que pone la supervivencia a largo plazo del AMEC a merced de la política.

Estas incertidumbres reafirmarán la determinación de México y Canadá de diversificar sus relaciones comerciales. Pero el AMEC lo dificulta.

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Los mayores cambios en el nuevo acuerdo son las reglas que rigen el comercio de los vehículos, las cuales se acordaron por adelantado entre México y Estados Unidos y son de doble filo. Cuando en 2023 se hayan acabado de introducir por completo las nuevas reglas del AMEC, los autos tendrán que contar con el 75 por ciento de su valor producido en América del Norte para cruzar sus fronteras sin aranceles.

Trump espera que estas medidas animen a los fabricantes de automóviles de América del Norte.

En las angustiosas negociaciones, Canadá logró reducir un tipo de incertidumbre. El nuevo acuerdo conserva el mecanismo del “capítulo 19” del TLCAN, que permite que las empresas perjudicadas por los aranceles de un gobierno firmante, hagan una apelación ante un panel de cinco miembros.

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En la mayoría de los demás sentidos, el AMEC es un tratado convencional moderno. Trump logró un poco de apertura al mercado protegido de productos lácteos de Canadá

El AMEC exige más protección para los trabajadores, por ejemplo, al facilitarles la afiliación a sindicatos en México. A diferencia del TLCAN, obliga a que se ejecuten ese tipo de reglas. Pero Celeste Drake de la AFL-CIO, la federación de sindicatos estadounidenses que desde hace mucho tiempo se ha opuesto a los tratados comerciales de Estados Unidos, señala que el texto actual no contempla mecanismos para mantener esa promesa.

Es difícil predecir las ventajas comerciales derivadas de esos cambios a las reglas. La economía de Estados Unidos es demasiado grande como para que se sienta un gran efecto.

Para Canadá y México, la principal consecuencia es que se ha atenuado la amenaza de Trump a sus relaciones comerciales más importantes. BMO Capital Markets, una correduría, cree que la economía canadiense crecerá el dos por ciento el próximo año. Ahora dice que es más probable que el pronóstico se modifique hacia arriba que hacia abajo. Se espera que la economía de México crezca a un ritmo ligeramente mayor.

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A pesar de los productores de queso enojados, Trudeau no debe tener problemas para que el Parlamento apruebe el AMEC. Andrés Manuel López Obrador, quien se convertirá en el presidente de México el 1° de diciembre, quiere que su país lo ratifique tan pronto como sea posible a fin de que él pueda concentrarse en su agenda interna.

El AMEC enfrenta más obstáculos en Estados Unidos. Tal vez los republicanos en el Congreso intenten votar sobre el acuerdo en lo que quede de la sesión después de las elecciones al Congreso en noviembre. Tendría un tránsito más difícil en el próximo Congreso, en especial si los demócratas, quienes tienen el respaldo de los sindicatos y no están a favor del presidente, ganan cualquiera de las cámaras. Como señaló Trump el día que renombró el TLCAN: “Cualquier cosa que se presente al Congreso es un problema”.

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