Viene una recesión económica mundial, ¿México está preparado?

Se habla de un nuevo Plan Marshall, como en la Segunda Guerra Mundial, para reconstruir un mundo que quedará tras la desolación la epidemia
Economía -
Se habla de un nuevo Plan Marshall, como en la Segunda Guerra Mundial, para reconstruir un mundo que quedará tras la desolación la epidemia. Foto: Cuartoscuro.
Se habla de un nuevo Plan Marshall, como en la Segunda Guerra Mundial, para reconstruir un mundo que quedará tras la desolación la epidemia. Foto: Cuartoscuro.

CIUDAD DE MÉXICO.- Se habla de un nuevo Plan Marshall, como en la Segunda Guerra Mundial, para reconstruir un mundo que quedará devastado tras la desolación que está dejando la epidemia en términos de empleo y destrucción de empresas y tejido productivo. En medio de todo esto, México se ve rezagado y muestra una fe ciega en la austeridad de la Escuela de Chicago.

Se pronostican números muy negativos para las economías. Para EU se espera una caída en el PIB de -2.0 y -3.0% para los primeros dos trimestres del 2020. En México, JP Morgan, en la versión más negativa, estimó una reducción de -4.0% para el primer trimestre para derrumbarse un -35.5% en el segundo a tasa anual ajustada, lo que implicaría una caída de 7.0% a tasa anual para el 2020.

Los problemas no son menores: la renta variable sufre pérdidas de dos dígitos que ya alcanzan un 35%, los mercados esperan una contracción en las utilidades corporativas del 30% en el 2020 y los diferenciales de crédito son los más altos en una década. Todo esto empeoró por el colapso de los precios mundiales del petróleo, con precios que cayeron por debajo de 30 dólares por barril.

Los bancos centrales han respondido con acciones positivas. La Fed y otros cinco bancos centrales anunciaron un acuerdo para garantizar la liquidez del dólar mediante el uso de líneas de swaps (incluido Banxico). Los bancos del mundo redujeron las tasas de interés en los últimos días, y el BCE anunció compras adicionales de activos y más operaciones de financiamiento a largo plazo. Banxico recortó su tasa de referencia al 6.5 por ciento.

La gran mayoría de los países también implementan políticas fiscales fuertes respecto a su PIB: EU (10%), Alemania (15.9%), Chile (4.7%), Italia (1.4%), China (1.2%) y México (0.7%), con el apoyo aprobado en el Congreso. Siendo realistas, no podemos esperar que México actúe en la misma proporción, pues parece estar ideológica y operativamente limitado.

La razón más importante es que el gobierno no genera ingresos. La caída en el precio del petróleo dejó un boquete en el sector público de 113 mil millones de dólares, descontando ya los ingresos de las coberturas petroleras de Hacienda. Este faltante puede ser cubierto, en parte, con las coberturas que también tiene Pemex, pero en algún momento será necesario que el gobierno decida subir el IEPS a 6.4 pesos por litro cuando menos. Esto implicaría un duro golpe al discurso de AMLO y de la 4T.

Dada la falta de ingresos públicos, el gobierno tendría que conseguir recursos en un mercado que cada vez es más adverso para México. Y es que la semana pasada S&P rebajó las calificaciones crediticias en moneda extranjera (de BBB+ a BBB) y en pesos (de A- a BBB+). Pemex también vio una reducción de BBB+ a BBB. Si bien BBB aún se encuentra en grado de inversión y aún hay dos escalones antes de llegar al grado especulativo, esto sí hace más costoso hacerse de liquidez pues el riesgo país quedó en los 787 puntos base.

Aunque México pudiera conseguir más recursos en la proporción que necesita para evitar una contracción de 7.0% en el PIB, ello implicaría necesariamente destinar menos recursos para Pemex. Esto dificultaría mucho la situación de la petrolera, pues ya es claro que necesita el soporte del gobierno federal para seguir funcionando, ya que arrastra un déficit en el patrimonio total por dos mil millones de pesos. Si deja de fluir el dinero para Pemex, Moody’s podría rebajar la calificación a grado especulativo y las consecuencias podrían ser bastante más dramáticas.

El mundo se hace keynesiano y la respuesta en términos fiscales de la 4T ha sido inexistente. El gobierno de AMLO sigue empecinado con su política de finanzas públicas sanas (a costa del FEIP), intentando priorizar una estabilidad nominal que, pese a los esfuerzos, será muy difícil de conseguir, en vez de buscar soluciones frente a las urgentes necesidades del ciclo económico. Hasta hace poco, el Presidente no ha calibrado bien el riesgo sanitario sobre la población, invitándola a continuar sus actividades de manera normal, con el fin de no dar al traste a la economía, todo en lugar de establecer un programa fiscal responsable y realista. Ahora invita a resguardarse, pero la política fiscal sigue brillando por su ausencia.

Autor: Ismael Valverde Ambriz, analista de Llamadinero.com

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