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Las empresas familiares se enfrentan a diversos desafíos para poder mantenerse y crecer. De acuerdo con cifras de la Family Business Network, alrededor del 95% de los negocios familiares no sobreviven a la tercera generación y la mayoría de estos tienen poco tiempo de vida después de la etapa del fundador.
Éste es uno de los retos más importantes a los que se enfrentan este tipo de empresas, pero no es el único. Los negocios familiares también pueden tener dificultades debido a la falta de una sucesión ordenada, de planeación, de claridad en las funciones o una toma de decisiones influida por aspectos personales o poco objetivos.
“Para poder crecer y alcanzar su máximo potencial, las empresas familiares deben dar un paso adelante e institucionalizarse. Esto significa incorporar mejores prácticas y generar una estructura robusta para mejorar la toma de decisiones y que el negocio no dependa solamente de una persona, sino de una estrategia sólida y el trabajo en conjunto de todas las áreas”, señala el Dr. Guillermo Cruz, presidente y fundador de Asesores de Consejo y Alta Dirección (ACAD), empresa que ofrece servicios de consultoría a negocios familiares para que adopten mejores prácticas y estrategias de gobierno corporativo.
Se estima que solamente tres de cada diez empresas familiares sobreviven al cambio de la primera generación y sólo una sobrevive al tercero.
La Radiografía del emprendimiento 2020, elaborada por la Asociación de Emprendedores de México (ASEM), revela que algunos de los motivos principales del fracaso de una empresa son la mala administración del negocio, problemas con los socios, falta de conocimiento técnico y problemas con el equipo de trabajo.
Las empresas familiares, que suelen ser micro, pequeñas o medianas (MiPymes), generalmente carecen de estructura y planeación para poder continuar su desarrollo una vez que el fundador no está. Esta falta de estructura impide que puedan crecer y también pone en riesgo su continuidad.
Para asegurar su permanencia por más de una generación, los negocios familiares deben de institucionalizarse e incorporar mejores prácticas en su administración y operación. Es común que las empresas de este tipo fracasen por conflictos internos en la familia o por no dejar claras las funciones de los miembros en la organización.
En contraste, las empresas que aplican mejores prácticas de gobierno corporativo llegan a tener un crecimiento 30% superior a las que no las incorporan, de acuerdo con cifras de ACAD.
Para que las empresas familiares tengan mayor seguridad jurídica y económica, es imprescindible que incorporen elementos de gobierno corporativo. Esto significa establecer una serie de procedimientos, reglas y principios que se apliquen a la estructura del negocio.
Este set de reglas permite definir las relaciones entre accionistas, consejo de administración, junta directiva, entre otros actores, para tomar las decisiones que generen más valor para el negocio. El gobierno corporativo permite que las empresas se institucionalicen y sus procesos se alineen a sus intereses y políticas.
Por medio de estas prácticas también se busca tener mejores mecanismos de control, procesos más transparentes, separación de roles empresariales/familiares y planeación estratégica para el desarrollo de la empresa.
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