¿Medicinas baratas?, esto podría pasar en el próximo sexenio

El capítulo de Propiedad Intelectual del nuevo acuerdo Estados Unidos, México, Canadá está causando un terremoto en la industria farmacéutica mexicana
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El capítulo de Propiedad Intelectual del nuevo acuerdo Estados Unidos, México, Canadá está causando un terremoto en la industria farmacéutica mexicana. Foto: Pixabay
El capítulo de Propiedad Intelectual del nuevo acuerdo Estados Unidos, México, Canadá está causando un terremoto en la industria farmacéutica mexicana. Foto: Pixabay

CIUDAD DE MÉXICO.- El capítulo de Propiedad Intelectual del nuevo acuerdo Estados Unidos, México, Canadá (USMCA) está causando un terremoto en la industria farmacéutica mexicana.

Los fabricantes de medicinas nacionales, las transnacionales farmacéuticas y los productores de genéricos, consideran que el gobierno de Enrique Peña cedió a las presiones de las llamadas “Big Pharma”. En la trama, la Asociación Nacional de Fabricantes de Medicamentos (ANAFAM), la Asociación Mexicana de Genéricos (AMEGI) y la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF).

Y es que lo que está detrás de la disputa en la Protección de Datos y Patentes es un negocio de los mercados público y privado en el sector salud con un valor combinado cercano a los 10 mil millones de dólares y el nuevo acuerdo comercial se da en un contexto en el que desaparecería el Seguro Popular, aumentarían las cuotas del IMSS y se garantizaría el acceso a medicamentos para toda la población.

El sábado pasado en Morelia el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ya esbozó cómo podría ser la relación de su gobierno con la industria proveedora: o bajan los precios, o se buscará en otras partes.

Un detallito: AMLO no puede unilateralmente lanzarse a comprar medicinas más baratas sin estudios de bioequivalencia de India, China o Rusia, pasando por alto los tratados comerciales firmados por México.

Uno de los motivos del enfrentamiento de la AMEGI, que preside Rafael Maciel; la ANAFAM, de Dagoberto Cortés, y la AMIIF que encabeza Rodrigo Puga, fue la de alargar el periodo de Protección de Datos. Los cabilderos de Pfizer, AbbVie, Johnson & Johnson, Merck, Eli Lilly y Amgen de Estados Unidos, entre otras, presionaron fuerte a México para extender de ocho a diez años la Protección de Datos.

En la AMIIF se admite que no se quiso correr riesgos. La Protección de Datos es la única figura de la Propiedad Intelectual que blinda el desarrollo de medicamentos, sobre todo los de nueva generación.

La protección de las patentes se quedó igual que lo negociado hace 24 años: plazos de 20 años, tiempo en el que se garantizan inversiones de hasta dos mil millones de dólares para obtener una molécula que termina en medicamento innovador.

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El quid en esta última negociación fue la Protección de Datos para cubrir la investigación y desarrollo de las medicinas biotecnológicas, las que se obtienen a partir de células y son más eficaces. Esta nueva familia de medicamentos combatirá males como el cáncer, artritis reumatoide y esclerosis múltiple, enfermedades que tienen postrada a la población más vulnerable, la que AMLO quiere proteger.

Pero Robert Lighthizer y sus muchachos metieron el tema, el equipo mexicano de Ildefonso Guajardo lo aceptó y la gente de López Obrador, léase Jesús Seade, parece que ni cuenta se dio.

¿Medicinas baratas? ¿O el torpedo del tabasqueño iba dirigido más bien a los distribuidores del IMSS y el ISSSTE?

Este es un fragmento de la columna de Darío Celis del 10 de octubre de 2018. Para leerla completa de clic aquí.

*livm

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