José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

5 Mar, 2019

Evitar tentaciones en Afores; que Banxico opine

 

Las afores ya representan el 15% del PIB de México. Por mucho, son los principales inversionistas institucionales. Hoy en día tenemos autoridades serias en Consar y Hacienda, pero ¿y qué tal que el día de mañana llegue alguna autoridad a la que se le ocurra que las afores deben invertir en la obra de infraestructura de moda, o en utilizar los fondos de los trabajadores en financiar el desarrollo nacional, etcétera? Este tipo de creatividades gubernamentales ya las hemos visto en otros países. Sí señoras y señores, las afores deben ser blindadas. Y esto tiene que hacerse a la voz de ya en el Congreso, en la Cámara de Diputados,  donde se discute la reglamentación secundaria de la iniciativa para abrir las inversiones de las afores.

BANXICO, LA OPINIÓN CLAVE

La iniciativa de Ley del SAR, dada a conocer por el presidente López Obrador, y cabildeada por el equipo hacendario de Carlos Urzúa y Arturo Herrera (léase Carlos Noriega), debe tener un candado clave para asegurar que las afores podrán invertir en activos que signifiquen mayor rentabilidad para los trabajadores. La iniciativa plantea elevar a más del 20% la inversión de las afores en activos del extranjero. Lo que sería totalmente recomendable es que el Banco de México, que es la institución autónoma a prueba de balas, fuera quien tuviera opinión vinculante en el régimen de inversión de las afores. En otras palabras, que las inversiones de las afores pasen por la opinión vinculante del Banco de México, hoy gobernado por Alejandro Díaz de León.

¿Por qué? Porque el banco central autónomo puede garantizar que las inversiones de las afores sean en activos que le busquen rentabilidad para el trabajador y diversificación de su portafolio de activos, evitando que estas Administradoras de Fondos para el Retiro vayan a ser utilizadas para financiar cualquier obra pública de moda.

CONSAR, AHORRO DE AFORES PARA LOS TRABAJADORES

Abraham Vela, actual presidente de la Consar, la máxima autoridad de las afores, ha dicho, una y otra vez, que las inversiones en las Afore no son para financiar obras públicas, con designios del gobierno en turno, sino que son inversiones a favor de las pensiones de los trabajadores y, como tales, deben cuidarse.

Para lograrlo, en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, presidida por Alfonso Ramírez, debe cuidarse la reglamentación secundaria de la iniciativa.

La iniciativa es positiva por todos los lados. Permitirá a las afores más flexibilidad en inversiones. Podrán invertir en ofertas privadas, que están en boga a nivel mundial. Podrán participar en préstamos de valores y ya no sólo de valores gubernamentales sino de activos corporativos. Se les está cambiando el régimen de sociedades de inversión al de fondos de inversión, con lo cual se les elimina buena parte de la burocracia, lo cual también reduce varios costos. Pero ahora viene el tema principal: amarrar que su régimen de inversión sí sea a favor de activos para ofrecer un mejor rendimiento y seguridad a los trabajadores. Para garantizar que las inversiones sean a favor del trabajador, el Banco de México tendrá que ser el garante, es decir, la institución que tenga opinión vinculante. Este tema todavía se está viendo en el Congreso.

PEMEX, EL TALÓN DE AQUILES

El viernes, la agencia calificadora Standard & Poor’s puso en perspectiva negativa la deuda soberana de México. Y este lunes, lo hace con la de Pemex. Es natural: Pemex y las finanzas públicas van vinculadas. Pemex sigue aportando cerca del 20% de los ingresos públicos y su aval principal es el del gobierno mexicano. Si le va mal a Pemex, sí habrá afectación a las finanzas públicas y viceversa.

El problema que tenemos con Pemex es, que hoy por hoy, es el talón de Aquiles de las finanzas públicas. Pemex no ha encontrado su definición. Paso a paso, de manera tortuosa, ha tenido que ir recomponiendo su camino que llevaba como empresa. Pero al mercado no le ha gustado que se le quiera ver como una empresa estatal con condiciones que ya no existen.

Ahí, el equipo de Octavio Romero, director de Pemex, y de Rocío Nahle, secretaria de Energía, tendrán que dar pasos con mayor seguridad hacia un Pemex como empresa, con gobierno corporativo, que busca la generación de valor, que sí necesita capitalización y menor sangría fiscal, y sí: con asociaciones privadas. Esto es lo que las agencias calificadoras todavía no están viendo.

 

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