Este es el peligro de querer tener siempre la razón

Querer tener siempre la razón te puede llevar al aislamiento y a deshabilitar tu capacidad de escucha
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Querer tener siempre la razón  te puede llevar al aislamiento y a deshabilitar tu capacidad de escucha. Foto: Especial
Querer tener siempre la razón te puede llevar al aislamiento y a deshabilitar tu capacidad de escucha. Foto: Especial

Si en tu negocio aplicas las máximas de “el jefe siempre tiene la razón” o “aquí se hace lo que diga el jefe”, ten cuidado, esto puede afectar de manera muy significativa tu negocio, pues querer tener siempre la razón, y creerlo, te puede llevar al aislamiento y a deshabilitar tu capacidad de escucha, muy necesaria en el mundo de los negocios.

Querer tener la razón para todo está ligado a una serie de factores, uno de ellos es el ego. De acuerdo con la psicología, esta palabra que tan comúnmente oímos está íntimamente relacionada con la personalidad y el yo (significado del ego). En otras palabras, es la conciencia que tiene una persona de sí misa.

Dentro de todas las clasificaciones del ego, existe aquella determinada el ego del sabelotodo, una clase de personalidad en la que el individuo cree tener siempre la razón, le gusta dar consejo de todo, aun cuando no se lo piden, y cree tener la respuesta para todo.

Todas las personas tienen algo de ego, Freud aseguraba que era una parte importante de la humanidad. El problema viene cuando este ego entorpece nuestras relaciones y la visión que tenemos sobre nosotros mismos.

El riesgo en el caso del ego del sabelotodo es que se puede convertir en un problema. Ello sucede cuando la confianza en uno es exagerada, hasta convertirse en un problema serio de la personalidad.

Esta patología se denomina el Síndrome de Hubris. David Owen, médico británico que identificó este trastorno, señala que el padecimiento de querer tener siempre la razón es común en los líderes y en quien ostenta poder. Entre sus características se distinguen:

Son soberbias y arrogantes.

Tienen una excesiva confianza en sí mismas.

Preocupación desmedida por la imagen y la presentación.

Tendencia de hablar de sí mismos en tercera persona, o usar la forma nosotros.

Enfoque personal exagerado.

Perdida de contacto con la realidad.

Agitación e impulsividad.

Carecen de autocrítica y racionalidad.

Para Owen, este padecimiento es propio de gobernantes, entre los cuáles ha citado a la ex presidenta de Argentina Cristina Fernández, al ex presidente de Norteamérica George Bush, al ex presidente español José María Aznar, Adolfo Hitler e incluso el propio Donald Trump.

Sin embargo, no es exclusivo de personalidades políticas de renombre, cualquier persona que ostente poder puede caer en este trastorno de la personalidad.

Los peligros de querer tener siempre la razón pueden ir desde el aislamiento, hasta vivir en el error en muchos aspectos de la vida, no aprender de los errores que se cometen, enojo por parte de quienes te rodean, el sentimiento de nunca ser o tener lo suficiente y un descontento generalizado con uno mismo.

Los especialistas señalan que la cura es simple al tratarse de un problema de la personalidad transitorio la cual se basa en dejar de ostentar el poder para conectar con la realidad.

Si te has identificado como una persona que cree tener la razón siempre, algunos tips que te ayudarán a ser una persona más racional en este aspecto son:

Practicar el asertividad.

Ofrecer la escucha al interlocutor.

Dejarse de enfocar en el yo.

No interponer lo que tu sientes o piensas sobre los demás.

Toma en cuenta las opiniones de tu equipo de trabajo.

Busca generar confianza.

Este contenido se publicó originalmente en Premo.

*livm

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