Paul Lara

Cyberpunks

Paul Lara

29 May, 2023

Transhumanos

• Desde que tenemos vacunas, implantes para los huesos, operaciones estéticas, entre muchas otras cosas, hemos tratado de mejorar nuestro cuerpo. Inclusive hemos platicado en estas páginas de los actuales cyborgs que ya viven en varias partes del mundo.

Desde hace siglos, el hombre busca vivir más tiempo, trascender y, en su caso, sobrevivir. Adaptarse y evolucionar, mejorar su cuerpo, es parte del discurso. En años más recientes, se ha discutido cómo modificarnos ante las circunstancias, a través de la genómica y ahora con la integración con las máquinas. Es lo que se llama transhumanismo o posthumanos y el uso masivo de la inteligencia atificial, el cambio climático y hasta la llegada de nuevas enfermedades ha sido parte de los detonantes.

Para algunos puede sonar algo muy novedoso, pero desde que tenemos vacunas, implantes para los huesos, operaciones estéticas, entre muchas otras cosas, hemos tratado de mejorar nuestro cuerpo. Inclusive hemos platicado en estas páginas de los actuales cyborgs que ya viven en varias partes del mundo. Otros aseguran que no hay que rasgarse las vestiduras por ello, pues unos lentes son un producto del biohacking no invasivo que mejora nuestro cuerpo.

El nuevo “homo sapiens” se está creando rápidamente con inversiones millonarias y empresas como Neuralink, con su aprobación de la FDA de Estados Unidos para implantar chips en el cerebro, ha acelerado la carrera por tener en el corto plazo superhumanos. Sin embargo, las discusiones filosóficas, religiosas, políticas y éticas han comenzado a sonar nuevamente. Se acerca cada día más esa sociedad ciberpunk que hemos visto en películas como Blade Runner o Robocop, donde la tecnología nos acerca a ser dioses, pero también a acabar con todo creyendo que con los avances nos adaptamos a lo que venga.

Se ha comentado que es una carrera más en el mundo por ver quién controla este negocio, sin importar las regulaciones, la libertad y la ética o hasta dónde llegar para saber si una persona o una máquina puede seguir siendo nombrada como humano (el debate del oficial Murphy en Robocop).

 Se ha reportado que China tiene su propia versión (militar) de Neuralink, llamada Neuromatrix, enfocada a desarrollar armas de control mental, según el Financial Times, mientras que el Pentágono está financiando un programa secreto para que sus marines sean capaces de comunicarse telepáticamente en el campo de batalla. Al fin y al cabo, los grandes avances impulsados por la IA y la ciencia de los datos han ido de la mano de tres industrias: las de matar, espiar y vender.

Elon Musk tiene prisa. El nuevo mercado aún se está fraguando, aunque la experiencia de Silicon Valley sostiene que el que llega primero será el que domine. Y los fondos de inversión ya están haciendo cola para no perdérselo.

Para algunos, el cuerpo humano tal cual está conformado comienza a ser obsoleto, y es tiempo de modificarlo con tecnología. Puede que en un primer paso sea para el bien de una persona con problemas neurológicos o con algún tipode discapacidad, pero en un futuro será para crear memoria desarrollada, tener más fuerza o hasta ser más resistentes. Y no sólo piense en chips y partes de máquina en el cuerpo, sino en fármacos, como ya sucede en Silicon Valley. Otra brecha entre pobres y ricos se fragua.

El mercado del Transhumanismo ya tiene hasta valor: se dice que moverá 66 mil 700 millones de dólares en 2028, según el índice Global Biohacking Market.

En la historia moderna hay avances. Se empezó hablando de los cyborgs, la fusión de hombre y máquina. Luego llegaron los grinders, un subgrupo de individualistas, que van por la libre. Se implantan imanes, luces leds, chips y biosensores. Se someten a cirugías caseras e intentan modificar su propio ADN (ya hay kits baratos de edición genética). Consumen sustancias nootrópicas, alimentos, enzimas y fármacos que supuestamente aumentan las capacidades cognitivas. Toman rapamicina con la esperanza de alargar la vida.

Consideran que en sus cuerpos sólo ellos tienen jurisdicción. Por tanto, no están sometidos a las leyes de gobiernos ni al principio de cautela. En sus foros incluso se especula sobre la amputación de extremidades con el fin de reemplazarlas por prótesis biónicas. Y argumentan que, si algo es técnicamente factible, alguien lo está haciendo ya.

  • La carrera se aceleró la semana pasada con el permiso de la FDA a Neurolink, y entramos de lleno a un cambio sociocultural, político y económico del que dudo que muchos saldrán bien parados. Será que en un corto tiempo las clases sociales se convertirán en clases biológicas. Esto es sólo el comienzo.

 

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