Todos también en la agenda digital

El Instituto Federal de Telecomunicaciones dio a conocer que, en los últimos dos años, los precios del internet fijo han bajado entre 13 y 58% y ello muestra el éxito del avance tecnológico que ha hecho cada vez más baratas las telecomunicaciones en conjunción con la competencia.

El dato es motivo de optimismo para el país, dado que el acceso a internet está correlacionado positivamente con un mayor desarrollo económico, no obstante, hay un enorme pendiente: la inclusión de personas con alguna discapacidad a los beneficios de las tecnologías de la información.

Los datos son abrumadores, únicamente el 1% de las páginas de internet están diseñadas para ser accesibles para personas con discapacidad, lo cual deja fuera a la gran mayoría y les impide tener acceso a una plataforma que les permitiría desarrollarse, lo cual, además de ser una injusticia social, es un gran desperdicio de potencial. Imaginemos qué hubiera pasado si el gran físico Stephen Hawkings no hubiese tenido acceso a la tecnología que le desarrolló Intel y que le permitió comunicarse a través de un sistema que, en un inicio, utilizaba moviendo su muñeca y que después pudo utilizar a través de su mejilla.

Hay que imaginar lo que se hubiera perdido la humanidad en conocimiento, y no hay que imaginar tanto para dimensionar lo que nos estamos perdiendo como sociedad y como país al no hacer un esfuerzo para dotar de herramientas a los 2 millones 691 mil personas que el Inegi tiene identificadas con problemas de visión aun utilizando lentes o el millón 350 mil que no pueden escuchar aun utilizando algún aparato o los 945 mil que no pueden comunicarse, ello por mencionar algunas cifras del universo de 7 millones 168 mil que tienen alguna limitante física o condición mental.

¿POR DÓNDE EMPEZAR?

Ante un problema tan vasto se tiene que comenzar por objetivos específicos, como los que se plantearon el lunes 29 de agosto en el foro titulado Digitalización: herramienta para romper con el mundo hecho para unos cuantos, que fue convocado por el Confe, Discapacitados Visuales I.A.P así como Yo También.

El momento del evento fue clave, dado que se dio a poco más de una semana de que comience la discusión del Presupuesto 2023 y cualquier lucha de cierta magnitud inicia por los recursos. En la primera mesa del foro que tuve el privilegio de moderar participaron varios senadores, como Ricardo Monreal y Rafael Espino, y en ella se comprometieron a dar seguimiento al tema en una reunión de trabajo, además de hablar con la Cámara de Diputados para sensibilizarlos acerca del asunto. La senadora Kenia López Rabadán habló del compromiso desde la óptica de derechos humanos que hay con los sectores de la población que tienen alguna discapacidad. Además, Camerina Robles y Gabriela Martínez señalaron la importancia de visibilizar y escuchar a las personas que tienen alguna discapacidad. En una mesa que moderó Katia D’Artigues, quien, por cierto, me invitó, profundizó también acerca de la necesidad de contar con más y mejores políticas públicas con la senadora Claudia Anaya, una defensora natural de la agenda, quien destacó la necesidad de tener fondos que ayuden a impulsar esta agenda; Daniel Ríos Villa, vicepresidente del Consejo Directivo de ASIET, quien utilizó unos lentes electrónicos que lo ayudan a ver mejor y, con ello, puso el ejemplo del valor de la tecnología como herramienta que puede potenciar a aquellos que tienen una condición que limita sus sentidos.

Hubo aportes interesantes, como el de la aguerrida Clara Luz Álvarez, quien puso como ejemplo el 911 y la falta de un centro de relevo que permita que las personas sordas lo puedan utilizar. Maximilian Reisch habló del espectro e Hilda Vázquez mencionó algo tan básico como la dificultad para tener acceso a servicios financieros cuando, por descuido, no se consideran criterios de accesibilidad.

Hay mucho que avanzar, pero debe ser imperativo por una lógica económica elemental y de justicia social. Hay un gran potencial por detonar.