Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

23 Mar, 2024

Asuntos graves

Les mando un artículo del pasado que creo vigente ahora.

En mi vida como asesor de negocios de estructura familiar trato de cumplir con el papel de amigo imparcial y de buena fe, así como de ser un facilitador para ir limando asperezas y mejorando (o estabilizando) la dinámica familiar. Este primer paso es indispensable para ir proponiendo crear las estructuras, controles y  las reglas claras que afiancen a la empresa y la permitan sobrevivir por varias generaciones. No es fácil el proceso, porque existen familiares adoloridos, con rencillas de décadas y  en muchos casos acompañados por situaciones de violencia y adicciones (droga, alcoholismo o enfermedades mentales) que se hace imprescindible la presencia de un profesional en terapia o psicología para evaluar y ayudar a miembros o a todo el grupo familiar a que se puedan comunicar mejor.

He constatado una vez más que las empresas familiares exitosas son todas bastante aburridas. Hay comunicación sana y abierta entre los familiares y dentro del negocio, la información de la empresa es fluida, veraz y completa, por lo que la toma de decisiones trascendentales está basada en el razonamiento y discusión abiertas dentro de un consejo de administración. Por lo tanto, en la mayoría de los casos las juntas de dicho consejo son aburridas, rápidas y muy efectivas, porque todos están capacitados, informados y listos para ejercer su voto y dar opiniones valiosas.

Por el contrario, hay otros casos donde la historia familiar es propia de una telenovela de mala calidad, además de que la realidad supera con creces la imaginación de cualquier guionista de cine o televisión.

Las familias en graves problemas tienen cada una su infierno particular y un bloqueo mental y afectivo que puede durar toda la vida del individuo y, peor aún, infectar a las siguientes generaciones. El efecto en el negocio de su propiedad es casi siempre nefasto. Así, un conflicto familiar no resuelto de años estalla y, además de dañar a la familia, causa problemas en el patrimonio y se vuelve otra triste estadística de fracaso de un negocio otrora próspero.

Estas situaciones familiares duelen mucho, se guardan rencores por décadas y envenenan a los que lo sufren directa o indirectamente. Tienden también a permanecer latentes o ”bajo la mesa” o en ríos subterráneos, ya que se piensa erróneamente que van a desaparecer y al hacer crisis por un evento fortuito (la muerte de un ser querido, un problema económico del negocio o de un familiar, un divorcio o accidente)  la explosión es mucho mayor por el estado anímico de los familiares y los resultados son imprevisibles, pero seguramente serán terribles.

Se está haciendo realidad el turbulento cambio generacional en millones de negocios creados en la posguerra y, como lo vemos en esta década, de los años veinte del siglo XXI van a sufrirlo un gran porcentaje de las empresas familiares.

Sin dar nombres, puedo enumerar algunos casos graves, como el maltrato de un patriarca a sus hijos, a los que adoraba, pero aplastaba y que terminó en una lucha feroz y el fracaso de esa familia y su empresa. Otro muy duro es el efecto devastador de la enfermedad de Alzheimer en una persona, que provocó pugnas, malos manejos y el caos entre familiares y dentro del negocio. Y  más casos terribles.

Les ruego que mediten y analicen seriamente si hay problemas en su familia y que traten de prevenirlos con ayuda externa confiable y profesional, antes de que exploten.

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