Gerardo Aparicio

Gerardo Aparicio

13 Dic, 2010

La importancia del género

El próximo 1 de enero de 2011 tomará posesión Dilma Rousseff, de 62 años de edad, como la nueva presidenta de Brasil, ella se une a un grupo de mujeres exitosas en Latinoamérica que no sólo han tenido la responsabilidad de conducir a un país, sino que se convierten en la columna estructural de muchas organizaciones formales e informales, si Brasil ha sido un motor económico y financiero en el mundo contemporáneo, este comportamiento, ¿cambiará?

Se considera que las mujeres son mejores líderes que los hombres y, tarde o temprano, pasarán a tomar la delantera en el mundo de los negocios, tanto por ciertas cualidades innatas como por el grado de esfuerzo y dedicación al trabajo. Estas predicciones encuentran un fuerte respaldo en las estadísticas de universidades y escuelas de negocios que muestran que las mujeres obtienen, en promedio, mejores notas en todos los niveles educativos, pero, a pesar de ello, de acuerdo a estudios de la Organización Internacional del Trabajo, el porcentaje de mujeres en posiciones ejecutivas, a nivel mundial, es de sólo 16.5%; en Estados Unidos, donde hay 39% de mujeres ejecutivas, sólo 3% ocupa posiciones en los máximos niveles de decisión (Top Management) o llegan a CEO.

Dilma será la ocupante número 40 del sillón presidencial brasileño y además llegará a ese asiento privilegiado después de haber conseguido su objetivo al primer intento, a diferencia de su predecesor, que necesitó de cuatro postulaciones para llegar al objetivo. La gestión de la presidenta no se prevé sencilla, ya que Lula se ha encargado siempre de contar la historia de éxito de su país, probablemente una muy buena forma de vender en el mundo en comparación con el nuestro, pero los rezagos educativos, tecnológicos, de delincuencia organizada también los hay allá y más arraigados que con los que contamos en casa.

El lulismo se caracteriza por la reforma y la moderación, hechos demostrados en estos ocho años y seguramente en por lo menos los próximos cuatro años, la continuidad de los programas sociales mantenidos por el actual gobierno se fortalecerán. Por las propias características de género en su papel de ejecutivas, lo anterior es viable, porque en términos generales una mujer resalta la poca atención que prestan a los símbolos de estatus, poseen una forma innovadora de pensar, mejoran sus cualidades de comunicación, su mayor productividad y capacidad de servicio las hacen líderes importantes.

Por mas kilómetros entre México y Brasil, la historia puede ser muy similar y en plena idea de lo que acontecerá para 2012 en nuestro país, no debe descartarse el liderazgo femenil o por lo menos en 2011.

*Catedrático de la Universidad Panamericana