David Páramo

Análisis superior

David Páramo

28 Ene, 2011

¿Vale la pena?

Entre las instituciones de crédito hay algunas que mantienen una posición abiertamente beligerante, que están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de que se respete un acuerdo, no reconocido por todos, según el cual el representante un “banco mexicano” debe presidir la ABM.

Sin embargo, bien vale la pena preguntarse: ¿vale la pena? Seamos claros, en esta columna hemos sostenido desde hace más de dos años que se requiere un nuevo acuerdo institucional en la banca en la que se reconozca que hay 41 instituciones con intereses diferentes, pero que la ABM ha sido financiada por los bancos de mayor capital, toda vez que el acuerdo es que las cuotas tienen que ver con los activos.

Lo peor que le podría pasar a la banca mexicana es que esta disputa terminara generando un cisma en el gremio. Que, ya sea por la vía de la Unifim o cualquier otra, haya un rompimiento institucional que sería muy conveniente no sólo para las autoridades, que fácilmente podrían jugar con las diferencias gremiales, sino ante los verdaderos peligros que acechan a la banca.

La banca es un blanco político sumamente atractivo. Tienen una mala reputación ante la sociedad y con gran facilidad se pueden hacer campañas en su contra. Que si cobran comisiones excesivas y pagan bajo rendimiento; que si el gobierno debería obligarlos a prestar a sectores determinados; que las tarjetas de crédito (cuáles y sin contar con otros otorgantes de crédito) tienen precios demasiado elevados.

Es cierto que el interés de un banco de capital mayoritariamente extranjero es diferente al de uno de accionistas nacionales; sin embargo, no debe abrirse un frente que vulnere aquellos puntos fundamentales para todos y que no sólo tienen que ver con su rentabilidad sino con su supervivencia.

Si bien es cierto en temas como los créditos relacionados o los costos de uso de ATM’s van en detrimento de los bancos de menor tamaño, también es un hecho que la ABM ha logrado frenar los intentos de algunos legisladores de establecer pisos y tasas en las tasas de interés que se cobran y pagan.

La banca requiere un nuevo acuerdo institucional. Instituciones como Banorte, encabezada por Roberto González Barrera, no requieren una representación gremial para hacer oír su voz; sin embargo, hay otros que unidos tienen una mayor capacidad de representación.

Bancomer, Banamex, Santander, HSBC y algunos otros tampoco requieren a un gremio para hacer oír su voz. La división sólo generaría un mayor debilitamiento de algunos.

Más allá de los nombres y de rencillas personales, los bancos deben tener claridad en torno a que unidos valen mucho más que divididos. Ojalá que el acuerdo sobre el presidente incluya un arreglo institucional en el que todas las voces sean debidamente escuchadas.

RENOMBRADOS

Parece que quienes llegan a la administración de Mexicana de Aviación se contagian del síndrome de Andrés Manuel López Obrador y se sienten víctimas de un “compló” en su contra.

Cuando en esta columna anticipábamos los muchísimos errores de la administración pasada y sus empleados que, señalábamos con mucha antelación, los llevarían al Concurso Mercantil, no faltaron quienes dijeron que esta columna respondía a quién sabe qué intereses ocultos. Los hechos nos dieron la razón.

Ante los gravísimos problemas que está enfrentando PC Capital para lograr convencer a inversionistas de que se metan a una minimexicana que, además, seguiría en una posición francamente desventajosa en contra de empresas como Aeroméxico, Volaris o Interjet, Arturo Barahona y quienes gozan de sus historias, hablan de una conspiración.

Mejor deberían preguntarse cuánto daño hacen declaraciones irracionalmente optimistas de funcionarios como Humberto Treviño, quien ha tenido que reconocer que todavía no sabe quiénes son los inversionistas que estarían en la línea aérea, o el líder sindical de ASPA, Fernando Perfecto. Este último ha generado un gran malestar entre sus correligionarios porque parece vocero de PC Capital e ignora las quejas de algunos pilotos quienes están esperando su liquidación.

El líder sindical les había prometido que el dinero estaría listo en diciembre y estamos a punto de llegar a febrero. Perfecto les ha ofrecido una suerte de terapias grupales para disminuir el estrés que sólo les están causando un mayor malestar.

Tristemente la tragedia que viven los ocho mil trabajadores de lo que alguna vez fue la línea aérea más grande del país no es una conspiración. Es la suma de errores graves por parte de quienes han administrado esta compañía.

 Mientras algunos siguen creyendo que Roberto González Barrera está dedicado a las grillas gremiales, este hombre sigue cosechando reconocimientos internacionales. Por segundo año consecutivo recibió el World Finance 100 con el que se reconoce a la centena de empresas globales de excelencia.