Unos rabones y muchos coludos

La Cofepris de Miguel Ángel Moreno Toscano modificó el Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios con el fin de alinear el etiquetado de artículos de perfumería y belleza a la tendencia internacional.

Las nuevas etiquetas buscan facilitar el flujo comercial y aprovechamiento de la red de acuerdos de libre comercio suscritos por nuestro país, pero obliga a que la etiqueta incluya toda la información en español (con excepción de la lista de ingredientes que podrá declararse con la Nomenclatura Internacional de Ingredientes Cosméticos).

Además, el nombre de los ingredientes que puedan originar riesgos a la salud deberá declararse en idioma español, así como las leyendas precautorias asociadas a ellos conforme a las disposiciones de la Norma Oficial Mexicana correspondiente, como quien dice, ¡importados, pero bien traducidos!

Bueno, en esto ha estado de acuerdo la Cámara Nacional de la Industria de Perfumería y Cosmética, que preside William Hidalgo, y que tiene un valor superior a los ocho mil millones de dólares, es el tercer mercado del continente, por debajo de EU y Brasil, pero también está buscando que el trato sea justo, porque evidentemente en español y todo, los productos milagro siguen siendo el principal riesgo sanitario junto con el relleno ilegal de botellas de perfume, entre otros.

Un ejemplo. La Cámara acordó cumplir con el Código Cosmet de autorregulación y ética publicitaria de productos cosméticos, y evitan promociones o publicidad que engañe al consumidor. Usted ve los productos milagro, que ni siquiera tienen registro porque no se dicen cosméticos, y simplemente inundan de engaño pantallas y revistas. Eso es deslealtad y, en este caso ni la Secretaría de Salud de José Ángel Córdova ni la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios tienen cara para seguir imponiendo regulaciones a unos, mientras otros se las pasan por el arco del triunfo.

Como dicen, unos rabones —siempre los formales—y muchos bien coludos y, como siempre, la incapacidad (presupuestal o física) para verificar se vuelve en el talón de Aquiles del buen gobierno.

De Fondos a Fondo

Diálogo de sordos es el que mantiene la secretaria de Turismo, Gloria Guevara, con la mayor parte de los oferentes privados del turismo en México, que dudan de las estadísticas que muestran que ha crecido el número de visitantes.

De entrada, no será acallando los asesinatos, o minimizando las alertas como se resolverá un hecho: mientras en Turquía o en Costa Rica, el turismo medio anual crece a una tasa de nueve por ciento por año en la última década (2000-2010), en México, en esta misma década, aumenta a una tasa promedio de 0.5 por ciento y, el mayor lastre se ha resentido de 2006 a la fecha debido a la recesión en Estados Unidos y Europa, a la influenza, pero sobre todo a la difusión de la extrema violencia que se vive en algunos lugares del país e incluye zonas como la de Acapulco.

Es evidente que Gloria quiere dar resultados y en su tarea no está en controlar la violenta expresión de asesinatos, pero sí de mostrarse sensible con los hoteleros que son los que experimentan el día a día de cuartos vacíos o complejos semillenos.

La secretaria es dinámica y capaz, pero ojalá que no le haya dado el síndrome del poder, porque a partir de ahí todo ordenan, nada coordinan y siempre lastran.

Donde hay renovación a fondo es en Prosoftware, la asociación que impulsa el desarrollo de las soluciones de software en México, removió de la presidencia a Ariel Jatuff y designó a la directora general de Brain Up Systems, Guadalupe Sánchez Ibarra, como presidente del Consejo de Administración y a Claudia Rosales como gerente de Operaciones del Clúster.

Además, designó a un consejo ampliado para la toma de Decisiones en Proyectos de Inversión, pues se integran como secretario José Antonio Montoya, Fractanet;  el Tesorero es Óscar Rivera de Government Solutions México (Harweb); y como consejeros a Gabino Urbano de ITE Soluciones y Rogelio Calzada de Roca de Sistemas.