Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

30 Oct, 2011

On-Off

En la jerga cinematográfica suele llamarse spoiler al hecho de arruinar la expectativa sobre una obra inédita revelando su argumento central. Si usted no ha visto Sexto Sentido, de M. Night Shyamalan, una de tantas cintas que se pone de moda en estas fechas de calaveras, vampiros, zombies, brujas y demás personajes terroríficos, sáltese al siguiente párrafo: basta con que algún bromista le revele que el personaje que interpreta Bruce Willis en la historia está muerto para que el largometraje pierda completamente justo eso, sentido.

Un sentimiento similar producen las filtraciones de libros cuya inminente aparición desata ansiedad colectiva. Es el caso de Steve Jobs, biografía autorizada del cofundador de Apple escrita por Walter Isaacson, y que apareció en librerías y lectores electrónicos el lunes pasado, cuando apenas se habían cumplido dos semanas del fallecimiento del notable emprendedor.

Jobs se supo un personaje noticioso y así lo disfrutó en vida. Tal y como solía ocurrir con sus productos, en un lapso brevísimo se produjo una enorme expectativa en torno al libro que el también fundador de Pixar pidió publicar sobre él mismo, sin que quisiera tener control sobre su contenido. Así, era natural que la revelación de pasajes polémicos —sobre todo los relacionados con la enfermedad que lo llevó a la tumba— ocuparan un lugar relevante en espacios noticiosos de todo el mundo, unos días antes de que estuviera al alcance del público.

Desde luego, las apretujadas síntesis sobre el grueso volumen de Isaacson fueron correctas en su intención de revelar la nota, los datos menos conocidos o más controversiales, en particular los relativos a la reticencia de Jobs a los tratamientos médicos convencionales para su cáncer, siendo él mismo un hombre identificado con lo más avanzado de la tecnología. Sin embargo, fueron incapaces de reflejar el mérito del biógrafo para describir rigurosamente la complejidad de quien definió como el ejecutivo empresarial con más posibilidades de ser recordado en los próximos cien años.

(Valga un pequeño paréntesis: la edición ya se puede consultar en español desde el viernes pasado en su versión para iPad, iPhone y iPod Touch, aunque sólo en la tienda iBooks de Estados Unidos. Si dispone de una cuenta iTunes de ese país, búsquela con el título Steve Jobs (Spanish Edition). Al momento de escribir estas líneas aún no estaba como e-book para Kindle, aunque ya se anuncia la posibilidad de adquirirlo físicamente en Amazon a partir de mañana).

El libro supera con mucho los avances escandalosos que con seguridad promovieron su venta y vale la pena simplemente por la calidad de su escritura. Su narrativa es llana en el estilo, pero conmovedora y emotiva a la hora de exponer las tripas, sesos y lágrimas de momentos que sólo conocimos en su momento por medio de escuetos cables informativos. Como si fueran combates de gladiadores, cada capítulo recrea los apasionados enfrentamientos con personajes como Bill Gates, Jeffrey Katzenberg y Michael Eisner, tan intensos como su admiración por William Hewlett y David Packard, pioneros en la creación de gigantes tecnológicos en cocheras.

Y, sin que esto pretenda ser un spoiler, uno de los momentos más impactantes del relato es cuando se revela el deseo de Jobs de creer en una vida más allá de la presente, donde algo de la experiencia, sabiduría y conciencia trascendiera al cuerpo... seguido de su ocurrencia de que la muerte fuera como el click para apagar un dispositivo con el clásico switch on-off que, por cierto, nunca ha sido incluido en algún aparato de Apple.  

Epílogo inmejorable sobre el humor de un hombre que, en su presentación de una nueva serie de iPods el 9 de septiembre de 2008, reaccionó a la publicación —por error— de una nota necrológica suya por la agencia Bloomberg. Con su característica y elegante tipografía, en la pantalla detrás de Jobs apareció la clásica frase de Mark Twain: “Las noticias sobre mi muerte han sido enormemente exageradas”. Y así serán las que a partir de ya se dirán sobre su vida.

marco.gonsen@nuevoexcelsior.com.mx