Manuel Somoza

Inversión inteligente

Manuel Somoza

15 Dic, 2011

Difícil cierre de año

Nunca me ha gustado ser fatalista y a pesar de las condiciones económicas por las que atraviesan la mayor parte de las naciones del planeta, que no son halagüeñas, mantengo un optimismo moderado en relación a estos temas, reconociendo que la resolución de los problemas de hoy tomará cuando menos todo 2012. Para México la perspectiva es razonablemente buena, toda vez que el crecimiento esperado para el año entrante es de 3.8% para el PIB, cifra muy parecida a la que alcanzaremos este 2011. Nuestro país tendrá que enfrentar un año político que seguramente traerá como consecuencia la polarización de muchas posiciones y por lo tanto, cuando menos yo, no espero que haya cambios estructurales de fondo en las políticas públicas que es urgente resolver.

Insisto en que México requiere se lleven a cabo cambios estructurales de fondo, los cuales menciono en casi todas mis columnas –reformas: fiscal integral, energética, laboral y política– que deberían darse acompañadas de mayor transparencia en los tres niveles de gobierno, porque actualmente hay ciertos avances en la claridad de los procesos que se llevan en el ámbito federal; pero en el estatal y municipal, la rendición de cuentas es casi nula.

El entorno financiero internacional limitará nuestro desarrollo ya que para Estados Unidos se esperan crecimientos aún moderados –aumento del PIB en EU de alrededor de 2% para 2012–, lo que podría cambiar la perspectiva mexicana es que Estados Unidos cayera en recesión, lo cual es poco probable.

Las estimaciones de la evolución económica en Estados Unidos contemplan que Europa tendrá una recesión moderada, sin embargo si en el viejo continente se colapsaran las economías por no resolver la presente crisis, esto podría afectar no sólo a Estados Unidos sino al mundo en su conjunto; así las cosas, Europa presenta las mayores complicaciones para el año entrante.

Aunque se está cerrando el año con algunos acuerdos fundamentales alcanzados en la Cumbre Europea del pasado 9 de diciembre, dentro de los que destacan que los 17 países que tienen al euro como moneda de curso corriente, hayan aceptado incluir en sus constituciones la obligatoriedad de mantener déficit públicos no mayores a 3% anual de sus PIB respectivos, y consecuentemente que su deuda total en relación con el tamaño de su economía se ubique en un porcentaje que no exceda de 60 por ciento.

El problema con los acuerdos anteriores es que tomará mucho tiempo su implementación y no alcanzan a resolver la crisis de corto plazo de la deuda soberana europea. La gran incógnita para 2012 sobre Europa es que no sabemos si el Banco Central Europeo flexibilizará su muy ortodoxa posición que al día de hoy no permite que ejerza el papel de prestamista de última instancia, incrementando su balance mediante la compra de deuda soberana de los países emproblemados.

La participación del BCE es indispensable para solucionar, o al menos aliviar en forma importante, la crisis de corto plazo; como ejemplo, les diría que Gran Bretaña que enfrenta una situación económica tan complicada como la de Francia, no ha caído en manos de la especulación internacional sobre su deuda soberana, porque el Banco de Inglaterra ha recomprado a lo largo del año cerca del 30%  de los bonos emitidos de ese mismo país, actuación similar a lo que ha hecho la Reserva Federal en el caso de EU.

Por esa simple razón, el rendimiento de los bonos británicos a diez años de plazo es de 2.11%; en tanto que el rendimiento de los bonos franceses en el mismo plazo es más de 100 puntos base por arriba de éstos, llegando al 3.27%. La muy difícil decisión de modificar lo que hasta ahora ha hecho el Banco Central Europeo está en manos de Alemania, y de ese país dependerá el que se resuelva, o no, la crisis actual.

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