Manuel Somoza

Inversión inteligente

Manuel Somoza

2 Feb, 2012

Reflexiones sobre Davos

Siempre me ha gustado seguir con atención lo que acontece en el foro económico anual que se celebra en Davos, Suiza, desde hace más de 25 años; ahí se reúnen importantes líderes políticos, económicos y sociales del planeta. Se analizan las tendencias del mundo para ver a dónde vamos y cómo lo estamos logrando, tanto en modelos políticos como económicos, y en general, los cambios que se deben generar para tener un orbe mejor para todos. No es un lugar donde se hagan propuestas puntuales; sin embargo, sí se hacen planteamientos generales que obligan a la reflexión.

Recuerdo muy bien que en los 90, cuando tuve oportunidad de asistir durante varios años, me quedó claro cómo fue ahí donde el presidente Salinas se convenció de que era imperativo para México lograr un tratado de libre comercio con Estados Unidos, que a la postre resultó ser una realidad cuando en 1993 se firmó el TLC para América del Norte, conformado por México, Estados Unidos y Canadá.

El tema de la reunión de este año fue la gran transformación, buscando con ello los cambios que se tienen que hacer al modelo económico, que si bien es cierto ha dado enormes beneficios, también es evidente que tiene deficiencias, como la incapacidad para mantener crecimientos sostenidos, la insuficiencia para generar los empleos que requiere cualquier país, capaces de absorber a los nuevos integrantes a la fuerza de trabajo y, por qué no decirlo, ha propiciado la concentración económica en pocas manos y en unos cuantos países, lo cual resulta poco sano. Un ejemplo de estos malestares es el movimiento –que se generó si no mal recuerdo en España hace exactamente un año– el de los indignados. En el fondo tiene mucho de cierto, siendo justo que jóvenes preparados manifiesten su inconformidad al no encontrar trabajos remunerados a pesar de, ellos, estar bien calificados. Lástima que estos movimientos se politicen y se infiltren algunos oportunistas que con propósitos distintos a los originales tratan de jalar agua para su molino; a pesar de esto, no se debe desestimar la legitimidad de los reclamos.

Otro aspecto que se destacó mucho en Davos fue la preocupación existente sobre la crisis europea, en el sentido de que si ésta no se controla y se resuelve, podría contaminar al resto del planeta, creando una verdadera calamidad para todos. Las principales presiones, por supuesto, las sintió la canciller alemana Angela Merkel, quien por cierto fue quien abrió el foro mundial con su discurso inaugural. La canciller alemana tuvo la habilidad de no mostrarse intransigente, aunque no dejó de plantear su tesis sobre la importancia de mantener orden y disciplina fiscal en la eurozona.

Lo que se vivió en Davos el pasado mes de enero, estoy seguro tendrá secuelas a lo largo del año y veremos iniciativas, unas mejores que otras, donde seguramente países y organismos internacionales redoblarán los esfuerzos para crear los empleos que canceló la crisis de 2008 y que el incipiente crecimiento económico de los países desarrollados no ha podido recuperar. También estoy cierto de que el modelo económico actual se irá transformando paulatinamente, de tal forma que, como siempre, después de las grandes crisis podremos salir fortalecidos.

Me pareció importante que a la reunión de Davos haya asistido una amplia delegación mexicana con representantes del gobierno, de la política y líderes empresariales. En la medida en que los personajes con mayor influencia en el país se expongan a la problemática y modernidad del mundo actual, nos da mayores esperanzas de que en el futuro próximo también nosotros logremos las transformaciones que requiere nuestro México.

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