Manuel Somoza

Inversión inteligente

Manuel Somoza

23 Feb, 2012

¿Qué significa el rescate a Grecia?

El tema del sobre endeudamiento de Grecia ya tiene una antigüedad de dos años. Finalmente esta semana se autorizó, por parte de la Comunidad Europea, el segundo rescate a este país por un monto de 130 mil millones de euros. Es muy importante mencionar que ya hubo un rescate anterior por 110 mil millones de euros. En esta ocasión, las condiciones que se le impusieron a Grecia fueron más estrictas que las negociadas en el primer rescate, amén de que es muy importante señalar que después del primer rescate y antes del actual, Grecia no cumplió con todo lo que había ofrecido. Por esa razón, la credibilidad de los griegos disminuyó enormemente y trajo como consecuencia que el segundo esfuerzo no se materialice como un cheque en blanco a favor de la Hacienda de ese país.

No conozco los términos y las condiciones del acuerdo, pero estoy seguro de que los 130 mil millones de euros se depositarán en el Banco Central Europeo, y éste hará las ministraciones correspondientes, evaluando no sólo la necesidad de los pagos, sino además corroborando que los acuerdos y las promesas que hizo Grecia ante sus socios se vayan cumpliendo en forma y tiempo.

Desafortunadamente, lo que recibe Grecia en este momento, no es, ni remotamente, la solución a su problema. El monto que se está otorgando es muy importante y servirá para ganar tiempo, en tanto implementan cambios estructurales a su marco económico.

Para que Grecia pueda sobrevivir dentro de la unidad monetaria europea, es indispensable que tenga una economía competitiva y productiva, para lo cual tendrá que llevar a cabo severos ajustes al modelo con el que vivieron durante los últimos diez años. Los cambios a realizar serán por demás impopulares debido a que implican el reducir beneficios otorgados a la población en forma irresponsable, ya que al final el país no fue capaz de responder a un gasto a todas luces exagerado, el cual los llevó a un endeudamiento (que es el actual) que representa 160 por ciento del Producto Interno Bruto.

La comunidad financiera europea, por supuesto, ya no está dispuesta a financiar toda esa irresponsabilidad. Sin pretender enlistar todo lo que se tiene que hacer, lo más relevante será lo siguiente: Extender la edad de retiro; disminuir drásticamente la burocracia –de hecho, hay un compromiso para bajar 150 mil empleos gubernamentales en los próximos tres años–; reducir los salarios mínimos por debajo de la media europea y, paralelamente, tener ahorros sustantivos en todos los renglones del gasto social.

Cuando uno lee esto parece imposible que Grecia pueda entregar las cuentas que se le piden, simple y sencillamente porque el deterioro social alcanzará niveles nunca vistos; sin embargo, la única salvación es convencer, con argumentos sólidos, a todos aquellos que sufrirán en sus niveles de bienestar y no hay razones más contundentes que las de explicarles que el otro escenario al que pueden recurrir –el cual es separarse del euro y declararse en quiebra– traería consecuencias mucho peores que el muy incómodo programa de austeridad al que se tendrán que someter.

Si el euro deja de ser la moneda de uso corriente en Grecia, y se regresa a un esquema en el cual su Banco Central vuelva a emitir dracmas, la devaluación en términos relativos de esta moneda contra los euros sería de tal tamaño, que los ingresos en términos reales, de toda la población griega caerían más de 50 por ciento.

Nosotros los mexicanos entendemos bastante bien la situación por la que atraviesa Grecia, toda vez que la vivimos en carne propia a principios de los 80. Nos tomó más de una década reponernos, lo cual se logró con inmensos sacrificios, donde lo que más sufrió fue el poder adquisitivo de nuestros salarios.

Le deseo a Grecia buena suerte, aunque la probabilidad de que lo que hoy se festeja no sea un éxito es alta.

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