Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

14 May, 2012

Europa encabeza el riesgo de crisis económica

La semana pasada apareció una luz distinta, a los ojos de unos, sobre todo de optimismo para las perspectivas económicas del mundo, por el triunfo de  François Hollande, el recientemente electo presidente de Francia, quien retó la insistente tesis recesiva de la alemana jefa de Estado, Angela Merkel, por los peligros que amenazan con el contagio al resto del mundo de una potencial crisis recesiva en toda Europa.

En ese mismo contexto, nosotros hemos sostenido que el inflexible manejo neoliberal de la economía europea tiene una orientación marcadamente recesiva por su falta de preocupación en establecer metas de crecimiento con los candados que establecen para el manejo de las políticas económicas en los países que conforman ese inmenso y poderoso mercado común, en el que inclusive comparten una misma moneda casi todos sus países.

Si algo enseñó la tesis económica keynesiana de principios del siglo XX, fundamental para la salida de la Gran Depresión de los años 30 —y que inspiró la creación del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Instituto Internacional de Comercio, antes GATT— fue que los Estados podían modular la demanda agregada en sus economías, sin tener que obstaculizar el comercio internacional, con un uso inteligente de su política fiscal, coordinadamente con su política monetaria y crediticia.

El abandono del patrón oro a principios de ese mismo siglo, y la necesaria creación de los bancos centrales, emisores de sus propias monedas, abrieron la puerta para que cada país pudiera modular su demanda agregada interna —por supuesto dentro de límites prudentes— para asegurar un sano nivel de actividad económica que propiciara el pleno empleo en sus respectivas economías.

Obviamente, esos objetivos no eran fáciles de lograr, pero era mejor que cada país manejara su economía, en vez de seguir políticas pasivas, en un extremo, o políticas autárquicas de competencia desleal, con devaluaciones competitivas, controles de cambio y manejos desleales en el comercio exterior, en el otro extremo.

Como todo en este mundo, no eran políticas fáciles de aplicar, ni de promover o de coordinar entre los países. Además, algunos podían abusar de ellas y transferir sus problemas económicos a sus vecinos, como está ocurriendo con algunos países de Europa y como ocurrió recientemente con la decisión brasileña de cerrar su frontera a una parte de nuestras exportaciones de vehículos que su mercado demanda, mismo que ha intentado hacer Argentina. Esas decisiones han transferido sus problemas a México, porque ahora generarán menor producción y empleo en nuestro país por decisiones tomadas sin consultar y sin decir “agua va”.

Mientras tanto —igual que Alemania—, nosotros en México tampoco hemos querido divagar de la ruta neoliberal trazada en el “Consenso de Washington”, que para efectos prácticos prohíbe la intervención del Estado mexicano en la economía, cosa que los del Colegio Nacional de Economistas hemos criticado con insistencia.

Hemos propuesto planeación económica, el establecimiento de metas económicas y sociales, pero. . . nada.

Pero hemos visto cómo el presidente estadunidense, Barack Obama, ha utilizado la intervención de su gobierno en la economía y no ha dudado en usar sus instrumentos macroeconómicos para proteger su economía y los empleos de los contagios que le llegan o le puedan llegar del exterior.

Y mientras tanto, nosotros no hemos variado la ruta.

*Presidente Nacional del Colegio
Nacional de Economistas
@acanovelez