Marielena Vega

Estrategia de negocios

Marielena Vega

10 Ago, 2012

IMSS, el gran enfermo

Llegó la hora de que se voltee a ver con seriedad a uno de los pacientes más enfermos del país, e inclusive a la epidemia que hoy afecta a 130 organismos gubernamentales, estatales y municipales, que juntos atentan con 140% del PIB.

Donde ya no es suficiente la importancia de cada dependencia de salud, como es el IMSS, pues gran parte del desabasto de medicamentos, la mala atención y la falta de servicios con premura se debe a que la mayoría de su presupuesto lo destina a pagar los compromisos que tiene en materia de pensiones.

Parecía que era suficiente mantener a dependencias de salud pública como el IMSS, al mando de Daniel Karam, en observación y con paliativos mientras se vislumbraban curas menos dolorosas que una reforma en sus pensiones.

Sin embargo, se dice que para que el IMSS pudiera atender todos sus compromisos tendría que ahorrar el total de sus ingresos anuales por ocho años consecutivos, lo cual simplemente sería imposible, ya que con un solo día que se detenga esta dependencia habría un caos como país en materia de salud.

Pero en estas condiciones, aunque con una deuda menor, se encuentran los esquemas de salud de estados, municipios, organismos públicos y dependencias como Pemex, CFE, la extinta LyFC, Ferrocarriles y la banca de desarrollo.

No es de menos, si consideramos que además de que las reformas de salud se mantienen sin grandes cambios desde hace varias décadas, hoy las personas viven más, cobran más pensiones y cada vez hay menos jóvenes que las financian.

Hay más de 100 sistemas pensionarios en México, de los cuales, sólo seis están totalmente fondeados, aunque requieren de revisiones periódicas.

Existe por igual una baja cultura de previsión y visión de largo plazo, lo cual se traduce en enfermedades crónicas que representan costos más altos para el país.

Aunado a ello, las obligaciones laborales y por pensiones ya son 11 veces la deuda neta del país.

Ojalá que durante la próxima administración los institutos involucrados pongan atención para atender de raíz esta problemática y dejen a un lado los remedios caseros, que simplemente se quedan en la historia como un buen intento.

Las excusas fueron muchas, comenzando porque no existen incentivos ni condiciones para que los sistemas se autoreformen, que los gobernadores y sindicatos evitan pagar el costo político de reformas o que la baja visibilidad del problema de pensiones les permite nadar de muertito.

Lo cierto es que es apremiante atender esta enfermedad que hoy pone al sector salud en terapia intensiva, agonizante y ante la posibilidad de no poder enfrentar más los recursos de los derechohabientes al momento de su jubilación, pero sobre todo pone en disyuntiva el servicio, que de por sí ya deja mucho de qué hablar.