Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

19 Nov, 2012

Poblano

En la más famosa frase de su relato corto Escándalo en Bohemia, el novelista británico Arthur Conan Doyle puso en claro la vocación investigadora del ficticio detective Sherlock Holmes: “Es un error capital teorizar antes de contar con datos. Sin darse cuenta, uno comienza a deformar los hechos para que se ajusten a las teorías, en lugar de ajustar las teorías a los hechos”.

Esta es la divisa que pareciera guiar el trabajo del bloguero Nathaniel Silver, graduado en Economía por la Universidad de Chicago, quien en menos de una década se ha convertido en la nueva estrella pop surgida de internet, gracias a su manejo de las matemáticas y la estadística aplicadas al beisbol y la política. Actualmente es conocido como Nate Silver, pero aún hay quienes lo identifican por su primer nickname en la red: Poblano

Consciente de que los números son la fuente primordial de datos duros, Nate Silver desarrolló en su más temprana juventud una fórmula llamada Player Empirical Comparison and Optimization Test Algorithm (PECOTA), acrónimo que no casualmente alude al beisbolista Bill Pecota, quien jugó en Reales de Kansas City, Mets de Nueva York y Bravos de Atlanta, logrando un porcentaje de bateo de .249, considerado el estándar dentro de su sistema de cálculo.

Con PECOTA es posible pronosticar el éxito futuro de un beisbolista mediante la comparación de su desempeño con el de los integrantes de una base de datos de más de 20 mil jugadores de Grandes Ligas desde la Segunda Guerra Mundial a la fecha, en la que se toman en cuenta también factores como edad, salud y tipo de cuerpo.

Como si entraran en una licuadora, todos estos datos arrojan un algoritmo que ha sido de utilidad para aficionados y ejecutivos de los equipos que quieren saber cuánto provecho sacarán si contratan a un determinado agente libre.

En 2003 Silver vendió su sistema a la firma Baseball Prospectus, para la cual trabajó cuatro años antes de incursionar en el análisis político mediante el sitio Daily Kos.

Desde ahí comenzó a postular un modelo de prospectiva basado en el sistema electoral estadunidense, que da el peso decisivo a las votaciones por estado. Sus prospectivas las firmaba con el seudónimo Poblano, muy a tono con su afición a la comida mexicana: hasta 2007 publicó un blog llamado The Burrito Bracket, en el que organizó una competencia de taquerías del barrio Wicker Park, en Chicago, donde vivió antes de mudarse a Nueva York.

Ya en su propio blog, FiveThirtyEight, que alude a los 538 votos que componen el Colegio Electoral que nombra al Presidente de EU, Silver atinó a los resultados de 49 de los 50 estados en los comicios de 2008. No en balde The New York Times lo fichó como una de sus estrellas para los cruciales procesos de 2010 y 2012.

A la par que su fama e influencia crecía, el otrora Poblano se convirtió en el objeto de odio del establishment republicano al haber puesto en duda con sus cálculos la estrategia del “momentum”, ese lapso dorado en el que Mitt Romney acortó distancia con Barack Obama en las encuestas después del primer debate presidencial y que pareció haberse prolongado al mismo día de la elección.

Con la frialdad de su sistema de medición que, al igual que en el beisbol, retomaba los datos de las más acreditadas encuestas y las cruzaba con detallada información demográfica (raza, sexo, edad, predisposición al voto por cada uno de los candidatos, etcétera) en cada uno de los estados, Silver llegó días antes del 6 de noviembre a la conclusión de que Obama obtendría más de los 270 votos necesarios para amarrar la reelección.

Hoy, Poblano ya es una estrella mediática reconocida incluso en restaurantes de Manhattan (como consignó una crónica de AP) tras haber atinado a los resultados presidenciales del pasado 6 de noviembre en los 50 estados. Y va por más: su más reciente artículo explora ya las posibilidades del Partido Demócrata de recuperar la Cámara de Representantes en 2014, con base siempre en sus números, nunca en especulación.

A pesar de la contundencia de los resultados, los republicanos más radicales refieren creer —como dijo Romney en una conversación telefónica con quienes aportaron dinero a su campaña— que Obama ganó porque dio grandes regalos a sus bases afroamericanas, latinas, juveniles y femeninas. ¿Ardidos? Quizá, pero no por comer chile poblano.

marco.gonsen@gimm.com.mx