Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

17 Dic, 2012

Las expectativas económicas para 2013

En el Colegio Nacional de Economistas estamos analizando con cuidado las expectativas económicas para 2013 respecto de lo que ocurrirá en Europa y Estados Unidos el año próximo, y su posible contagio al resto del mundo. Las consecuencias de integrar esas tendencias a los modelos de interrelación con México no pueden sino preocuparnos sobremanera.

En Europa los crecimientos del PIB son prácticamente de cero, en promedio, y eso en parte por las iniciativas alemanas que favorecen el saneamiento de las finanzas públicas de los gobiernos europeos, aunque sea a costa del crecimiento de su producto y de su empleo. De ahí que en el “viejo continente” crece el desempleo y se estancan los PIB.

En Estados Unidos, sin embargo, la situación es diferente: mientras que el banco central de reserva ejercita su política de compras de activos financieros existentes para inyectar liquidez a la economía con el uso “sano” de su maquinita, en el Congreso los republicanos presionan para que el gobierno reduzca ferozmente su deuda.

Esa política sería fuertemente recesiva y no puede sino generar presiones hacia la desaceleración del ritmo económico, que ya se encuentra tendiendo a cero, camino al llamado fiscal cliff, o sea, el desplome.

En ese contexto, las expectativas económicas para toda América Latina son de desaceleración, si bien no tanto en general, porque sus mercados internos tienden a mantenerlos con crecimiento.

Pero para el caso de México, por ser integrado casi totalmente a Estados Unidos y otros países, ello nos impide estar protegidos contra el efecto recesivo de nuestros socios comerciales.

A saber: las políticas de comercio internacional del gobierno del presidente Calderón, aplicadas durante los últimos lustros, fueron liberalizando nuestro comercio internacional de forma tan excesiva que los vasos comunicantes de nuestras transacciones comerciales internacionales nos impiden aplicar medidas para aislarnos, aunque sea parcialmente, de otros países en recesión o depresión.

Por lo tanto, si intentáramos generar demanda agregada interna, con inyecciones de liquidez, sea por política fiscal o monetaria, esa magna apertura al exterior haría que la demanda se drenara y terminara generando compras y empleos en otros países en vez de en México, como sería deseable.

El secretario de comercio anterior se vanagloriaba por los tratados de libre comercio que estaba logrando en todas partes y con innumerables países, sin darse cuenta de sus consecuencias: se le atoró el acelerador y le faltó ser selectivo y requerir reciprocidades. En contraste, el flamante secretario actual está generando resultados favorables en el tema de los tomates con Estados Unidos y en el de los autos de exportación mexicana, con Argentina.

Según la OCDE, México ya se desacelera. En octubre la economía mexicana perdió el ímpetu que la había caracterizado durante el año —aunque poco— y de manera congruente la inversión productiva también fue bajando, desde febrero, presagiando expectativas de un menor dinamismo del mercado mexicano para 2013.

Evidentemente, las tendencias en el mercado laboral tampoco auguran mayores elementos de fortaleza, porque el poco empleo creado a lo largo del año se generó esencialmente en el mercado informal, donde la paga a los trabajadores es bastante menor que en el mercado formal; de ahí que el mercado pierde posibilidades de dinamizar su actividad.

El nuevo gobierno, que apenas empieza, y recibe una situación con pocos márgenes de maniobra para mejorar la situación, tiene ante sí un paquete que le obligará actuar con mucha más inteligencia y conocimiento que lo que hizo el gobierno anterior, que se vio imposibilitado para actuar por su ideología, falta de conocimientos y capacidad para gobernar en un mundo tan complejo y difícil.

*Presidente Nacional del Colegio
Nacional de Economistas, Federación de Colegios de Economistas, A.C.
@acanovelez