Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

30 Dic, 2012

iCade Mobile

Lo que parecía simplemente un bienintencionado deseo se convirtió en realidad. En este espacio, el pasado 26 de marzo, planteé que la exitosa firma de videojuegos Activision haría bien en crear una versión en iPhone/iPad/iPod touch de sus títulos clásicos para Atari 2600, como en su momento lo hizo para PC, Mac y PlayStation.

Este anhelo se hizo realidad justo cinco meses después, el 28 de agosto, cuando en la App Store hizo su aparición Activision Anthology, una aplicación gratuita para dispositivos con el sistema iOS con un juego incluido (Kaboom) y otros 44 que pueden adquirirse en cuatro diferentes game packs de 26 pesos cada uno, o la colección completa a sólo 65 pesos.

La app es obra de la desarrolladora Code Mystics, autora también de Atari Greatest Hits, e incluyó no sólo obras maestras de la compañía que preside Bobby Kotick, como River Raid, Enduro y Megamanía, sino los mejores juegos de la marca Imagic, una pequeña empresa que apenas vivió un par de años de la década de los 80, pero que en ese breve lapso logró entretenimientos memorables como Dragonfire y Demon Attack.

En el caso de Activision Anthology, los juegos se reproducen tal y como aparecían en la consola 2600. No era éste, sin embargo, el primer intento de atizar la nostalgia por parte de la poderosa poseedora de la saga Call of Duty. Apenas 15 días antes había lanzado, también en la App Store, una versión actualizada de su clásico Pitfall, que tuvo una buena recepción por parte de sus fans, a juzgar por su permanencia en las listas de más descargas.

Una segunda buena noticia es que, para recuperar plenamente la experiencia de juego, Activision Anthology, en su versión para iPad es compatible con iCade, un control físico externo con palanca y botones que se conecta a la tablet por medio de bluetooth, y al que hicimos referencia en este espacio el pasado 2 de enero. Se trata de un apoyo indispensable para disfrutar plenamente la aplicación, ya que el mando virtual apenas si merecería el calificativo de decepcionante. Creado por la firma estadunidense de electrónicos Ion, el iCade pasó de ser una inocentada del sitio ThinkGeek a un accesorio real que ha entusiasmado a decenas de blogs especializados en videojuegos, lo que no se ha reflejado en un éxito comercial apabullante.

Y eso que este año Ion apostó fuerte y creó una familia completa de controles externos que se convirtió en la sensación cuando fue presentado en el Consumer Electronics Show de Las Vegas, en enero pasado. Del iCade inicial, que es una reproducción en miniatura de las antiguas maquinitas tragamonedas, creó dos versiones más: una llamada Core, más fácil de armar y transportar y con un diseño mucho más contemporáneo, y la versión Jr., que es una maquinita aun más chiquita y que es compatible con los iPhone.

El cuarto integrante de la familia —y, por mucho, el más interesante— se llama iCade Mobile y es también compatible con las versiones del iPhone anteriores al 5. A diferencia de sus tres hermanos, que cuentan con un joystick, el iCade Mobile tiene un gamepad de cruceta del lado izquierdo y cuatro botones del lado derecho. En la parte de enmedio se inserta el teléfono, el cual embona dentro del control perfectamente en posición horizontal, aunque cuenta con una herramienta giratoria que permite colocarlo en posición vertical, si el juego así lo demanda.

Tuve ya la oportunidad de jugar con un iCade Mobile —precisamente Activision Anthology— y la experiencia resultó satisfactoria. Tanto, que uno podría pensar que este artefacto, que comenzó con un precio de venta al público cercano a los 80 dólares, podría convertirse en una seria amenaza para dispositivos consolidados como el Nintendo DS o el PSP. Y sin embargo su presencia en el mercado ha sido más bien discreta, casi inadvertida.

El iCade Mobile funciona también con otras célebres apps para nostálgicos, como Midway Arcade y Namco Arcade. Sin embargo, es claro que le ha faltado una mejor estrategia mercadotécnica para atraer al adulto contemporáneo que invirtió miles de horas (y centavos) de su infancia y adolescencia en juegos que hoy provocan ternura por su sencillez. Y también le ha hecho falta jugársela con el público de Latinoamérica, donde no pocos pagarían por convertir su teléfono en una consola portátil.

marco.gonsen@gimm.com.mx