Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

14 Ene, 2013

Gollum

Una curiosa paranoia surgió a finales del año 2000, cuando comenzaron a exhibirse los cortos promocionales de Final Fantasy: The Spirits Within, película de animación digital inspirada en un videojuego creado por el japonés Hironobu Sakaguchi, director también de la cinta.

La prensa internacional se engolosinó con el personaje central, Aki Ross, una bella mujer presentada como la primera actriz creada completamente en computadora, y diseñada con lujo tal de detalle que cada uno de sus 60 mil cabellos virtuales fueron programados individualmente y se le dotó —como al resto del “elenco”— de imperfecciones faciales como pecas, poros y acné.

La estrategia publicitaria —que incluyó que Aki Ross apareciera con un bikini morado en la revista británica Maxim— generó una polémica sobre un futuro apocalíptico en el que los grandes estudios cinematográficos prescindirían de actores reales para sustituirlos con los digitales, y de esa forma ahorrarse altos salarios y berrinches.

La sicosis cundió entre las estrellas de Hollywood. Tom Hanks expuso a The New York Times su temor de que pudieran incluso crearse clones cibernéticos de histriones consagrados. Esta controversia se convirtió en el argumento de otra cinta estrenada en 2002, S1M0NE, protagonizada por Al Pacino.

Final Fantasy y S1M0NE no sólo fueron estrepitosos fracasos en taquilla, sino que también dejaron en evidencia la dificultad de replicar seres humanos por medio de bits no sólo en sus rasgos físicos, sino también en su expresividad emocional (lo cual, paradójicamente, resulta muy sencillo cuando se trata de humanos caricaturizados, seres fantásticos o animales humanizados).

Así, películas posteriores como The Polar Express (2004) y Monster House (2006) tampoco lograron evitar, como Final Fantasy, que los humanos digitalizados deambularan en la pantalla como zombis, con movimientos robotizados y sin ningún sentimiento reflejado en sus miradas.

La fórmula anhelada la descubrió Weta Digital, una compañía neozelandesa de efectos visuales fundada en 1993 por el director Peter Jackson con el fin de utilizarla en Criaturas celestiales (1994), uno de los títulos que le dio fama como autor de culto. Pero el verdadero reto llegó siete años después con la trilogía El Señor de los Anillos.

Más allá de la impresionante recreación en pantalla de escenarios, seres mitológicos y batallas épicas, fue el diseño de un personaje —Gollum — el que encontró el modo de recrear un personaje de características humanas —aun deformadas— cuya expresividad convenciera. Y para ello, más que prescindir, se requeriría la intervención de un actor.

Tanto la voz como el trabajo actoral de Andy Serkis emulando las rutinas de Gollum  permitieron a los técnicos de Weta Digital captar con cámaras sus gestos e incorporarlos a los programas de animación, de tal forma que se restó rigidez al rostro. Además, Serkis se enfundó en un traje dotado de sensores y cámaras que captaron sus movimientos corporales para incorporarlos al trabajo meramente computarizado.

Éste y otros logros demostrados en la versión fílmica de la trilogía de J.R.R. Tolkien dieron a Weta Digital durante tres años consecutivos el Oscar, galardón que repitieron en 2005 por King Kong, en el que una técnica similar hizo que Serkis le imprimiera sus gestos al simio gigante. El quinto premio llegó con Avatar, de James Cameron, en la que de nueva cuenta actores reales colaboraron para dar vida a sus símiles digitales en la imaginaria Pandora.

A casi 20 años de su fundación, Weta Digital es líder en su especialidad, de tal suerte que trabajos suyos competirán de nuevo por el Oscar en la categoría de Mejores Efectos Visuales por tres de las películas nominadas, The Hobbit: An Unexpected Journey —donde Gollum vuelve a hacer de las suyas–, The Avengers y Prometheus. Además, el 9 de febrero recibirá uno de los nueve reconocimientos que otorgará la Academia de Hollywood por avances en ciencia y tecnología aplicada a la cinematografía. Una descripción de su más reciente adaptación de la obra de Tolkien con fotografías y videos aparece en un formidable e-book, disponible gratuitamente para iPad en la iTunes Store.

Más allá de sus méritos como cineasta, Peter Jackson logró conjuntar en Weta Digital a un auténtico equipo de alquimistas capaces de transformar anillos de oro en estatuillas.

marco.gonsen@gimm.com.mx