Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

18 Feb, 2013

Harlem Shake

Una frase de connotaciones bélicas se está esparciendo, valga el lugar común, como reguero de pólvora en internet: “con los terroristas”.

No se trata, como pudiera pensarse, de alguna reacción de Anonymous a la iniciativa CISPA (Cyber Intelligence Sharing and Protection Act), resucitada la semana anterior ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que ya la había aprobado el año pasado pero que sufrió el rechazo de la mayoría demócrata en el Senado.

La propuesta —que impulsan el republicano Mike Rogers y el demócrata Dutch Ruppersberger— consiste en que firmas privadas, agencias de inteligencia y el Departamento de Defensa estadunidense compartan voluntariamente información so pretexto de la amenaza de ataques cibernéticos, una idea que parece de sentido común si se consideran los millones de dólares que cuesta este tipo de agresiones a las industrias.

Para no ir más lejos, Facebook denunció apenas el pasado viernes haber sido objeto semanas antes de un “ataque sofisticado” que, según su propia versión, no comprometió la información personal de sus más de mil millones de usuarios. No es de extrañarse la queja si se considera que la red social creada por Mark Zuckerberg apoyó en 2012 a CISPA, contrario al rechazo que sostuvo contra proyectos igual de polémicos como SOPA y PIPA.

Justo este punto, la protección de los datos privados de los cibernautas preocupa a los opositores de la ley, quienes objetan que la redacción no es lo suficientemente precisa para establecer qué tipo de datos pueden compartirse. Por ello, organizaciones como la American Civil Liberties Union (ACLU), Demand Progress y Fight for the Future han emprendido la ofensiva que, según el sitio Mashable, ha cristalizado en la recopilación de 300 mil firmas enviadas al Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes y en la creación de un hashtag en Twitter, #NoCISPA.

Y, ciertamente, el “con los terroristas” referido en un principio no tiene nada que ver con protestas ni con ciberataques ni mucho menos con inteligencia... en cualquiera de sus acepciones.

Se trata del Harlem Shake, el nuevo fenómeno que continúa la tendencia inaugurada el año pasado de videos musicales en YouTube convertidos en éxito de ventas como Somebody That I Used to Know, de Gotye y Kimbra, ganador del Grammy a la Grabación del Año, y Gangnam Style, que acumula más de mil 300 millones de vistas.

Harlem Shake, una mezcla electrónica tipo dubstep que comienza con la frase ya citada, fue subida a YouTube el 10 de mayo de 2012 por su autor, el DJ neoyorquino Baauer, sin lograr mucho impacto en ventas, aunque apareció en el lugar 80 de las mejores 100 canciones del año que publica el fanzine musical electrónico Pitchfork.

Sin embargo, el pasado 30 de enero, un videobloguero llamado Filthy Frank publicó un infumable sketch de tres minutos, en cuyos primeros 20 segundos aparecen cuatro tipos disfrazados que se agitan con movimientos espasmódicos al ritmo de Harlem Shake. Con apenas 250 mil reproducciones, este video dio origen a un sinfín de parodias —una de ellas, de integrantes del ejército noruego— que al momento de escribir estas líneas sumaban unas 44 mil réplicas con 175 millones de vistas.

Todas las imitaciones que han pululado de forma incontenible se sujetan al guión establecido por cinco jóvenes australianos en un video subido el 2 de febrero: de entre un grupo de personas, una de ellas —por lo general con el rostro cubierto por un casco o una máscara— comienza el baile ante la indiferencia del resto, y a los pocos segundos, al pronunciarse la frase Do the Harlem Shake, todos los participantes aparecen disfrazados y se contonean como si los estuvieran electrocutando.

Es tal la velocidad con la que se contagia esta moda, que el programa Today de la NBC no resistió la tentación de crear su propia versión. Otras parodias ingeniosas —estilo Star Wars y Charlie Brown— están disponibles en el sitio harlemshakeroulette.com, que reproduce aleatoriamente cuanta nueva réplica surge de este peculiar meme.

El principal beneficiario de este fenómeno es Harry Rodrigues, quien a sus casi 24 años y con el nombre artístico de Baauer encabeza la lista de sencillos más descargados en la iTunes Store estadunidense. Y para envidia de los hacktivistas, demostró cómo ser todo un agitador en la red.

marco.gonsen@gimm.com.mx