Manuel Somoza

Inversión inteligente

Manuel Somoza

15 Ago, 2013

Por fin la reforma energética

Toda esta semana se ha estado comentando la propuesta de reforma energética que envió el Presidente de la República al Congreso, y que también será discutida dentro del Pacto por México.

Las reacciones son de todo tipo. Los extremistas de izquierda, por supuesto, la rechazan, aludiendo que es una iniciativa privatizadora; la izquierda moderada, representada por el ingeniero Cárdenas, tomó una postura más prudente al decir que “primero habrá que analizarla a fondo antes de emitir un juicio”; sin embargo, un día después manifestó que no era necesario cambiar el artículo 27 de la Constitución.

Para la derecha, que de alguna forma está representada por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), lo que se presentó les parece tibio, ya que quedan fuera las concesiones.  No cabe duda que la discusión va a ser abundante, y qué bueno que así  sea.  El tema no es de fácil solución, ya que desde 1938, fecha de la expropiación, el tema petrolero, además de tener un contenido económico importante, ha estado acompañado por un enorme contenido político.

Ellos, los políticos, lo han usado y también han abusado del concepto de lo que representa el petróleo para los mexicanos, la explotación política del tema ha traído como consecuencia no sólo desinformación, sino que algunos han hecho de él un símbolo de la identidad nacional, concepto con el que yo no puedo estar de acuerdo, porque pienso que México es mucho más importante por otras cosas que por simplemente tener petróleo en el subsuelo, pero no puedo negar que desde un punto de vista práctico sería casi imposible lograr una reforma abierta en la que se tratara al petróleo como cualquiera otra de las materias primas en las que es rico nuestro país, como la plata, por ejemplo. 

Hemos visto cómo la industria minera ha tenido un desarrollo significativo a través de concesiones que otorga el Estado y nadie se rasga las vestiduras, porque la explotación de los minerales esté a cargo de empresas privadas, en muchos casos con participación extranjera. Pero el tema del petróleo es distinto, porque como ya dije antes, para muchos es casi un tema de identidad nacional. Así las cosas, la propuesta del presidente Peña Nieto me parece buena e inteligente, ya que se basa en la ideología original que impulsó al presidente Cárdenas y que quedó impresa  en el artículo 27 constitucional.

Francamente desconozco por qué después, en 1960, se cambió este artículo a su configuración actual, pero creo que vale la pena que se retome el espíritu original, en el cual se permitía la participación del sector privado, sin hacer distingo de si éste era nacional o extranjero, siempre y cuando fuera en el mejor interés de la nación.  Y eso es precisamente lo que se busca con la actual propuesta del gobierno, que consiste en otorgar contratos de utilidad compartida que se celebrarán entre el gobierno y el sector privado.

Sin conocer los detalles, la presente reforma me parece que es en el mejor interés de la patria, ya que implicaría el duplicar cuando menos la inversión actual, lo cual traería aparejado la creación de miles de empleos, que hoy no existen, y sería una fórmula inteligente para llevar a cabo una exploración y una explotación más eficaz que la que actualmente tenemos sólo con Pemex. No sobra decir que la paraestatal también se beneficiaría de todo el proceso, ya que podrá participar como socio, si así lo decide, en los contratos que se otorguen.

Un esquema combinado de concesiones y contratos fue el que se utilizó en Brasil con Petrobras y que logró atraer inversiones por 600 mil millones de dólares para la exploración y explotación de sus campos petrolíferos en aguas profundas. Todo hace suponer que el potencial en México es, cuando menos, tan importante como el que tiene Brasil.

Lo que se propone en materia de energía eléctrica también es interesante, ya que actualmente la iniciativa  privada  produce energía eléctrica en exceso de sus necesidades, los sobrantes los tienen que vender a la Comisión Federal de Electricidad para que ésta la revenda a la industria y a particulares. La reforma permitirá su venta directa a éstos, pero la CFE mantendrá el monopolio de la transportación a través de sus redes.

Esta nueva modalidad permitirá abatir los precios de la electricidad en beneficio de la mediana y pequeña industria y también podrá llegar a ayudar con precio el consumo de los hogares.

Por todo lo anterior, la reforma que se presentó la encuentro con beneficios para México, ya que nos dará la oportunidad de crecer a tasas que permitan ir disminuyendo paulatinamente los niveles de pobreza en los que viven millones de mexicanos.

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@somozamusi