Manuel Somoza

Inversión inteligente

Manuel Somoza

12 Sep, 2013

Se nos fue nuevamente la oportunidad…

Sin lugar a dudas, el momento que se escogió para presentar la reforma hacendaria no fue el más adecuado. 

Es muy difícil pretender hacer cambios estructurales con efectos de mediano y largo plazos, cuando las necesidades del momento son las que más apremian.  El hecho de que la economía mexicana esté pasando por un mal momento y estemos muy cerca de la recesión, no ayudaba a lograr los mencionados cambios.

La afirmación de que estamos cerca de la recesión no es una exageración, si tomamos en cuenta el crecimiento del PIB del primero al segundo trimestre de este año decreció 0.7 por ciento, y con los datos macroeconómicos que tenemos hasta la fecha, el incremento del tercer trimestre si es que hay, será muy pequeño.

Todo lo anterior es una lástima porque la propuesta no ofrece cambios estructurales, en un análisis objetivo desde mi óptica, tiene cosas buenas, como es la cobertura universal de salud y pensión para todos, así como el seguro de desempleo; sin embargo tiene el enorme defecto de no incrementar en forma sustantiva el número de contribuyentes.

Los estímulos que se dan para abatir la informalidad –espero que yo esté equivocado– me parecen insuficientes y dudo mucho que por ahí tengamos dos millones de personas que quieran cambiar su estatus de informales a formales. 

Lo que más me preocupa es que el golpe más severo se lo lleva la clase media, que con tanto esfuerzo los últimos años empezaba a crecer.

Si hacemos un análisis simplista de quién pone los recursos que busca el gobierno para incrementar la recaudación  (240 mil millones), como dije anteriormente, la partida  más significativa es de las personas físicas, quienes de aprobarse la iniciativa tendrán que poner 58 mil millones de pesos de esos 240 mil millones.

En tanto que el sector empresarial incrementará su pago de Impuesto Sobre la Renta (ISR) en 131 mil millones, pero se beneficiará con la eliminación del Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU) por 114 mil millones, de tal forma que la transferencia neta de las empresas al gobierno será tan sólo de 16 mil millones de pesos.

Además de lo antes mencionando, existen incongruencias en la mencionada reforma.

La primera que yo encuentro es que si tanto necesitamos de educación de calidad y el gobierno no es capaz de proveerla, ¿cómo es posible que las colegiaturas ahora sean sujetas de Impuesto al Valor Agregado (IVA)?, me refiero en las escuelas particulares, ya que la escuela pública es gratuita.

Otra incongruencia es que, por un lado se reconoce la necesidad de que la gente pueda tener acceso a una vivienda digna, lo cual se contrapone al hecho de que graven con IVA los intereses sobre las hipotecas.

Es entendible que no hayan querido entrar al tema generalizado del IVA para alimentos y medicinas, sin embargo dejaron ir la oportunidad de establecerlo como una obligación a futuro y hoy ponerla a tasa de 0% o con una tasa muy pequeña. El no haberlo hecho significa que ese impuesto, el más eficiente, no lo vamos a tener durante esta administración.

Por supuesto, la izquierda está encantada con el paquete fiscal y yo me pregunto si no es demasiado el precio que nuestro país está pagando por tener al PRD dentro del Pacto por México.

somozamusi@gmail.com
@somozamusi

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