Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

14 Oct, 2013

Sin señales de avance en los arreglos “anti-shutdown” celis emergency

Mi decisión de regresar el viernes pasado de Washington, D.C., fue la correcta. El concierto de Paco de Lucía fue espléndido y, por lo que pude leer, la reunión del G20 fue más o menos como las previas. El comunicado fue breve, cosa que no deja de ser agradecible.

Reuniones como en las que pude estar la semana pasada siempre tienen un poco de todo, pero en la suma siempre dejan cosas útiles para pensar y elaborar a partir de ellas. Como suele suceder(me) no todos los elementos que se obtienen se pueden poner en práctica de inmediato —incluso muchos no están armados para tal propósito— o bien no son “noticia” o, en términos de los que lo pretenden así, no son “nota”.

Pero tarde o temprano se pueden recuperar algunos temas o fragmentos de estos eventos que cuando se logran poner juntos y en orden, ayudan a entender mejor lo que pasa en nuestro alrededor político y económico. No todo conocimiento tiene que producir un resultado inmediato, aunque a muchos esta situación les parezca que les convierte en poco útiles. Allá ellos.

En los mercados la atención sigue centrada en el tema del shutdown del gobierno de Estados Unidos y conforme pasan los días y se acerca la fecha en que supuestamente éste no podría enfrentar sus compromisos con sus proveedores de bienes y servicios, sueldos de empleados y, claro, con sus acreedores financieros, que es el tema que más inquieta a todos, admitiendo que en la mente del planeta está la convicción de que esto no ocurrirá, pero nadie se atreve a otorgarle a tal evento una probabilidad “cero”.

De hecho, cada hora que pasa —supongo que ahora habrá que empezar a contar en horas la dimensión del plazo que falta, para aumentar el dramatismo del asunto— la percepción sobre el riesgo que el shutdown implica, aumenta y por lo mismo lo hace también la presión que los mercados ejercerán sobre los políticos involucrados en las negociaciones, que además seguramente resienten también la presión que deriva de la opinión pública que se manifiesta a través de medios de comunicación y encuestas.

Junto con lo anterior está ese nicho de la opinión pública que podríamos llamar “especializada” y que tiene que ver con otros gobiernos, con banqueros centrales y directivos de organismos multilaterales que, aunque conservan la postura de “las cosas se van a solucionar…”, cada vez introducen más en sus declaraciones elementos relativos al gran impacto global que causaría una situación de impago por parte de Estados Unidos respecto de su deuda. ¡Y vaya que lo tendría!

Como señalé en la Consejería del viernes pasado, desde mi punto de vista la reacción  de los mercados y la presión que éstos ejercen, hasta ahora ha sido moderada y ordenada. Incluso con momentos “ganadores” como los de los últimos días de la semana pasada, derivados de las “señales” interpretadas como la posibilidad de un cercano acuerdo entre demócratas y republicanos.

Pero por las últimas noticias —domingo por la mañana— a las que he tenido acceso, en realidad no hay avances notorios, por lo que supongo que de no haberlos en las siguientes horas, los mercados cambiarán de “humor” —eso lo veremos a la apertura de Asia, en las primeras horas de nuestro horario nocturno— y en la operación de hoy lunes tendremos una situación muy distinta a la que vimos durante jueves y viernes. Ojalá me equivoque.

Y pienso que el riesgo real que enfrentamos es la velocidad de reacción de los mercados en una y otra dirección, es decir, la famosa volatilidad que es la que no permite tomar decisiones sensatas. Por eso la formación de precios no es confiable y el volumen se contrae.

Y en este entorno, desde luego que se puede participar con algunas restricciones. Creo que tienen que ver básicamente con conocimientos, manos y estómagos firmes y, sobre todo, disciplina operativa. No es momento de esperar por grandes trayectorias ni por cumplimientos de precios objetivos precisos. Como escribí hace varios días, habría que estar vacunados contra la estupidez, fundamentalmente de esa de quienes no conocemos ni controlamos, pero sin perder de vista las debilidades propias. Suerte.

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube