Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

25 Oct, 2013

Un alza interesante que se ve difícil

Seguramente usted, amigo lector, ya lo notó. Al mercado mexicano le está costando más esfuerzo salir de la bronca en que está metido de lo que pensé. En Consejerías anteriores —y recientes— he escrito que algunas acciones locales habían empezado a “levantar la mano” (en la idea de poder registrar algún alza interesante en el muy corto plazo) y creo que varias lo han hecho y quizá puedan seguir haciéndolo. Pero eso no ha sido suficiente para sacar al IPC de la zona de congestión en dónde opera desde hace un buen rato.

Lo anterior parte de la observación —y el análisis— de los indicadores técnicos: de mediados de junio pasado a la fecha el IPC hizo un buen intento de iniciar una alza “duradera” que le llevó desde los 37,000 puntos hasta los casi 42,800, a principios de agosto pasado. Después sobrevino una baja a la que siguió un alza que le llevó hasta los 41,900, a principios de septiembre, nivel inferior al máximo previo, para tener la baja del “shutdown” gringo de la que no se ha podido recuperar con nuevos máximos —hasta ahora—.

“Arriba” tiene un montón de volumen, lo dice la concentración de precios en la zona que está entre los 40,500 y los 41,500 puntos, a lo que hay que añadir los promedios móviles de 20 y 50 días en las cercanías, que suelen actuar como “resistencias”. Asimismo no me hace gracia que desde el 8 de octubre pasado esté “coqueteando” con el promedio móvil de 500 días (que es mi indicador de tendencia de más largo plazo) amenazándolo con rompimiento a la baja.

Lo descrito en el párrafo anterior no ayuda a desarrollar una trayectoria alcista de duración prolongada y con una buena distancia de recorrido. Debo admitir que los mínimos “importantes” del IPC en este recorrido —de finales de junio a la fecha— cada vez han sido más altos, lo que complica la interpretación, pues si hubiesen sido cada vez más bajos, no habría problema en decir que estamos en una tendencia bajista. Sin embargo, desde hace casi tres semanas, los cierres del mercado se ubican por debajo de una incipiente línea primaria de tendencia.

Los indicadores complementarios, esos que suelo decir que son como análisis clínicos (es decir que deben servir para ayudar a precisar el diagnóstico), están en zonas de indefinición y en el mejor de los casos dan ligeras señales de una posible alza, que en cualquier caso —dada la “lectura” de tales indicadores—, sería de magnitud pequeña en el corto plazo. Y en las condiciones generales actuales me es complicado hablar del medio y largo plazo.

Hace un par de días escribí en este espacio que había que tomar lo que el mercado ofreciera y que no estaban las cosas para jugar “finito”. En parte tal postura tiene que ver con lo que he descrito en esta Consejería, pero también con los datos del entorno, sobre todo el local. Ayer el INEGI publicó el Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) de agosto, que como sabe es un indicador del comportamiento mensual de la economía, muy útil por cierto, que si bien muestra crecimiento por dos meses consecutivos (julio y agosto), el crecimiento de agosto es la mitad del de julio, medido en tasa anual, misma cosa que ocurre en la serie desestacionalizada, pero un poco más acentuada la caída. Y esto tampoco ayuda a pensar en un mercado alcista.

Y no me parece la mejor idea confiar en que el mercado en Estados Unidos tendrá un cierre de año sensacional y esto influirá positivamente en el mercado mexicano. Hace algunas semanas escribí sobre la diferencia en la trayectoria entre el S&P 500 y el IPC y de las causas y significado de tal divergencia.

Me encantaría estar equivocado y admito que puedo estarlo, pero como se ven las cosas, preferiría quedarme en la posición que escribí hace un par de días: tomar lo que el mercado ofrece, sin pensarlo mucho. Creo que algo que podría ayudar, es deshacerse de lo que es realmente un lastre y hacer liquidez —más vale ahora, porque de viejo duele más—, para aprovechar los buenos momentos, que siempre hay. Suerte.

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