Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

28 Oct, 2013

Obamacare

El país más poderoso del mundo cuenta con la más sofisticada tecnología para monitorear los celulares de 35 jefes de Estado, pero es incapaz de instalar una página de internet decente para su programa estrella de gobierno. Un episodio más digno de Austin Powers que de James Bond.

Resulta natural que a escala internacional recobrara bríos la historia de espionaje develada por el ex técnico de la CIA, Edward Snowden, tras las nuevas revelaciones de Der Spiegel, Le Monde y The Guardian, basadas en sus filtraciones, pero el escándalo que más dolores de cabeza provoca a la administración de Barack Obama es el fiasco del sitio healthcare.gov.

La reforma de salud, a la que la Casa Blanca ha destinado buena parte de su capital político y que defendió hasta el final en la reciente crisis bipartidista que paralizó 16 días al gobierno, está cojeando por el último eslabón, el del ciudadano común, que ha sufrido la insoportable lentitud de una página que tendría que ser tan rápida como abrir una cuenta de correo electrónico.

La nueva política sanitaria obliga a todos los estadunidenses a comprar un seguro médico, y la primera vía para hacerlo es registrarse desde el pasado 1 de octubre en healthcare.gov, un sitio en cuya portada aparece una chica de enigmática sonrisa (los detractores del programa la llaman burlonamente “Mona Lisa” y “Obamacare Girl”), único rostro amable con que se topa el usuario antes de que la pantalla se congele anulando el proceso de inscripción. Ayer mismo, el portal sufrió un nuevo atorón.

Debe resultar bochornoso que este tipo de fallas empañen el más ambicioso proyecto de un presidente cuyo ascenso al poder estuvo marcado precisamente por un diestro manejo de la tecnología, que supo aprovechar el potencial de las redes sociales para replicar su mensaje y recaudar fondos, y que hizo de su BlackBerry el símbolo de un régimen conectado con  una nueva generación.

De entrada, no tendría por qué ser raro un ligero colapso en una página que en sus primeros diez días recibió 14 millones de visitas únicas,  aunque la naturaleza de su diseño presagiaba dificultades: encargado a más de 50 contratistas, debe comunicarse en tiempo real con un centenar de sistemas diferentes, de tal forma que los datos que coloque el usuario puedan estar a disposición de organismos gubernamentales y de aseguradoras que ofrecen distintas variedades de pólizas, de acuerdo con el estado en el que habite el interesado. Ciertamente es un poco más difícil que comprar en Amazon.

Uno de los primeros personajes en advertir las complicaciones de la página y alertar sobre sus riesgos de seguridad es John McAfee, creador de la compañía de antivirus que lleva su nombre, e implicado el año pasado en el asesinato de un hombre en Belice, al considerar que el portal de salud es  “el sueño húmedo de los hackers”.

En una entrevista con Fox News (¿quién más?), McAfee resaltó la carencia de un servidor central que concentre y legitime la oferta de pólizas, de tal suerte que para un pirata informático es fácil construir sitios espejos que recolecten ilegalmente números de seguridad social y cuentas bancarias de ancianos incautos para apoderarse de sus ahorros de toda la vida. Como era de esperarse, los republicanos opositores a la reforma de salud no han tenido reparo en pasar por alto el pasado fugitivo de McAfee para pedirle una opinión técnica que luego convertirán en juicio lapidario.

Cosa de fijar prioridades. La efectividad con la que Washington desarrolla a escala global sus tareas de inteligencia amerita que otro tipo de inteligencia detenga la caída del sistema técnico antes de que se convierta en desplome político y costo electoral. Para ello, Obama llamó a su bombero favorito, Jeffrey Zients, quien ya apoyó al mandatario para enderezar un programa de sustitución de autos viejos por nuevos y otro de apoyo a veteranos de guerra. Por lo pronto, en su primer diagnóstico ya encontró decenas de fallas estructurales en el sitio y prometió resultados efectivos en diciembre.

En tanto los ingenieros restauran el portal, la Casa Blanca propuso a la población apuntarse a la antigüita, ya sea acudiendo a los centros de salud o por medio de una línea telefónica que funciona las 24 horas y atiende en 150 idiomas. El único problema de esta última alternativa es que le dará muchísima mayor chamba a los pájaros en el alambre.

marco.gonsen@gimm.com.mx

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