Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

4 Nov, 2013

Zorros y jirafas

La afinidad del ser humano con los animales ha sido un muy sabroso objeto de estudio de la sociología. Una vertiente es el origen de las religiones, en particular aquellos cultos a especies a las que se atribuyen cualidades sobrenaturales.

Autores clásicos en la materia son los antropólogos británicos Edward Burnett Tylor y Robert Ranulph Marett, cuyos trabajos —para decirlo de forma muy simplista— igual explicarían por qué los bovinos llegaron a ser adorados como deidades y cómo la pata de conejo se convirtió en un amuleto capaz de dar suerte a quien lo poseyera.

Pero, sobre todo, la referencia en la materia es el libro publicado hace 101 años por el sociólogo francés Émile Durkheim, Las formas elementales de la vida religiosa, en el que establece sus teorías del totemismo a partir del análisis de una etnia australiana. Un tótem es una escultura de los nativos norteamericanos, tallada en madera, en la que se representan animales (toros, águilas) a los que se asigna una fuerza espiritual que, a su vez, se convierte en emblema para una tribu o clan. Ejemplo de figuras totémicas son los nombres de las personas en la cultura sioux (Toro Sentado), los apellidos como López (derivado del latín lupus, lobo) y, más recientemente, las mascotas de los equipos deportivos.

Una segunda vertiente de la afinidad humano-animal (que daría mucho de qué hablar a los científicos sociales) la constituye una reciente serie de fenómenos virales. Basta recordar el Gangnam Style, en el que el surcoreano Psy puso de moda un paso de baile que simula el movimiento de un caballo, y que desde su publicación en julio de 2012 a la fecha lleva más de mil 800 millones de vistas en YouTube.

Aproximadamente la décima parte de esa cantidad (180 millones de reproducciones) es lo que acumula la pegajosa canción The Fox, que tomó por sorpresa a los hermanos noruegos Bård y Vegard Ylvisåker, dúo de comediantes que abrevió su apellido a Ylvis.

Se trata de un videoclip realizado para promover la nueva temporada de su show nocturno en la cadena TV Norge, el cual compite en el mismo horario contra un reality de la emisora TV2 llamado La Granja, en el que los participantes deben cultivar su propia comida. Como el duelo por el rating no es precisamente de inteligencia, escribieron una canción cuyo chiste es imaginar qué tipo de onomatopeya corresponde al sonido que emiten los zorros (el equivalente al “mu” de las vacas) y que entonan enfundados en ridículos disfraces.

Ylvis ya alcanzó el número seis en el hit parade de Billboard, siguiendo los pasos de sus paisanos de A-Ha, grupo que llegó en 1985 al tope de la popularidad en EU gracias al también memorable video Take on Me. Entrevistados por la revista Spin, los cómicos treintañeros no se toman en serio, están conscientes de que su éxito puede ser pasajero y reconocen que la letra de la canción y el fenómeno que ha generado son una cosa realmente estúpida.

Un calificativo semejante ha recibido la canción Chinese Food, de la niña Alison Gold, patrocinada por el músico nigeriano Patrice Wilson, quien se hace llamar a sí mismo Pato y que se disfraza de panda en este nuevo video viral que día a día cosecha críticas de que se regodea en estereotipos orientales. Ya habituado a la polémica, Wilson se ha defendido de las acusaciones de que explota a niñas ricas y a sus papás ansiosos de fama, produciéndoles melodías cuyo éxito por lo general no va más allá de internet, como fue el caso de la adolescente Rebecca Black, a quien le produjo el tema Friday.

Y más allá de la música, una nueva moda se esparce incontenible en Facebook: la de poner como foto de perfil la imagen de una jirafa, como castigo si se da la respuesta incorrecta a un acertijo.

La prensa internacional ha dado como buena la versión del sitio Know your meme de que el autor de este juego es el videobloguero neozelandés Andrew Strugnell, quien el pasado 26 de octubre lanzó el reto para que cualquier persona responda en mensaje privado qué es lo primero que abriría si recibe a las tres de la madrugada una visita sorpresa de sus papás con el fin de desayunar. La apuesta se ha extendido por todo el mundo y no son pocos los mexicanos que han tenido que mostrar en la red social un cuello de color amarillo un poco más alto de lo habitual.

Suena un poco violento pero, de acuerdo con estos ejemplos, el secreto de la viralidad consiste en comportarse como animales.

marco.gonsen@gimm.com.mx

 

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube