Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

24 Ene, 2014

Big Data. No. Smart Data

Vivimos en un mundo increíble, los avances matemáticos, tecnológicos e informáticos hacen que, con el simple hecho de apretar un botón, podamos saber qué es lo que pasa en nuestro negocio, en nuestra competencia o en el otro lado del planeta, en un segundo.

Esta cantidad de información en interconexión ha permitido a las empresas exponencialmente, en tamaño y en alcance, aprender cosas nuevas, aprovechar oportunidades, analizar mercados…

Lo llaman la era del Big Data. La era en donde existen tanto datos generados (propios y ajenos), donde  podemos analizar todas las situaciones desde todos los ángulos ya que optimiza el flujo de información y su análisis.

Pero quizás en lugar de Big Data deberíamos concentrarnos en el Smart Data. Como bien dice el dicho, no siempre más es mejor. En vez de enfocarnos en tener más datos, como muchas cosas en la vida moderna, el acceso a la información también ha llegado a un exceso. Tratar de seguir todos los datos que se generan no sólo es imposible (no hay suficiente tiempo) sino que, irónicamente, nos daña como tomadores de decisiones. Sí, el exceso de información es tan nocivo como la falta de ella.

El estar pendiente de cada dato limita la visión general del panorama, que es algo inminente para los jefes o directores de sus propios negocios, afecta el criterio y hace más proclive a tomar “decisiones de pánico” de las que, probablemente no, te vas a arrepentir.

El justo medio

La línea entre estar bien informado y volverse loco es muy delgada, esto es lo que debes hacer para no pasarla:

1.- Toma una buena base. El primer punto, y que muchas veces se puede obviar, es vigilar que tus fuentes de información sean fidedignas. Si los reportes que te entregan o los números que analizas (sean muchos o pocos) están sesgados o mal hechos tu análisis va a sufrir.

2.-Una vez que tengas bien cubiertas ésas, consulta sólo la información directamente relacionada a tus intereses. Obvio esos intereses van a ir cambiando con la semana o con el día.

Es imposible pensar que cada mañana vas a poder digerir absolutamente todos los datos de tu empresa con el desayuno y poderlos analizar. Enfócate cada vez en dos o tres temas que tengas en mente y revisa esos datos.

3.-Los números no dicen nada. No te enfoques en las cifras, sino en el panorama que reflejan. Es más importante saber en qué te puede afectar el movimiento del tipo de cambio, que memorizar el precio exacto en el que cerró el dólar.

4.-No te vuelvas un maniático. Es mucho más importante, y sano, estar pendiente de las tendencias de mediano y largo plazo, y no del desempeño de cada segundo, que muchas veces se puede ver afectado por efectos coyunturales.

El perderse en los cambios de muy corto plazo puede hacer que tomes decisiones que, al ver cómo se desenvuelven los eventos uno o dos días después, resulten innecesarias e incluso equivocadas.

5.-La gente es más importante. Busca fuentes serias para pedir opiniones.

El tener en la palma de la mano un millón de datos no compensa preguntarle a la gente que está directamente involucrada (empleados, clientes, proveedores) qué es lo que opinan.

6.-Lo más importante de todo, no es tener la información sino entenderla. Si tienes dudas sobre el significado o las implicaciones de un número o una serie de datos en particular consulta a los expertos (contador, asesor bancario, notario) para poder conocer una opinión más experta y detallada.

No trates tú de dar significado a cosas en las que, quizá, no eres experto.

adinachel@gmail.com
@AdinaChel

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