Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

31 Ene, 2014

Caminito de la escuela… muchas canas después

Renovarse o morir. Bien dice el dicho. Nada más cierto en el mundo de los negocios. A la velocidad en que se mueve el conocimiento en estos días, el no estar constantemente renovando los conocimientos implica quedarse atrás, más aún cuando compites (ya seas tú en tu trabajo o tu negocio) con jóvenes que están mucho más actualizados en sus conocimientos.

Y no, no sólo me refiero a tecnología, en todos los aspectos de los negocios, desde leyes, teorías administrativas, instrumentos financieros, tendencias en recursos humanos, el conocimiento se mueve a la velocidad de la luz. Y hay que perseguirlo.

Mucho se puede hacer de manera autodidacta en los ratos libres (leyendo publicaciones, libros, viendo videos en internet), pero hay veces o momentos en los que se tiene que hacer de una manera más estructurada que implica, si bien una inversión de dinero, también de tiempo. Muchas veces hay que empacar la mochila y regresar al aula.

Parecerá un anatema para los empresarios. Justo el recurso más valioso y escaso (el tiempo) tenerlo que dedicar a cosas que “no son del negocio”.

He ahí el detalle. Casi todo el conocimiento que adquieres (por no decir la gente que conoces y los contactos que puedes hacer) ES del negocio.

Así es que si tienes la inquietud de regresar a la escuela, ya sea para aprender sobre recursos humanos, sobre Comunity Management o sobre cómo hacer una Balanced Scorecard (o millones de temas más), aquí unos cuantos consejos:

¿Cuándo es el momento ideal? Las estrellas nunca se alinean de manera perfecta; si  tienes la inquietud de hacerlo lo más probable es que sea el momento adecuado para iniciar; existen programas de todo tipo que se ajustan a todos los perfiles. La experiencia que tengas como ejecutivo o emprendedor muchas veces complementa, o suple, cualquier trámite de admisión.

¿Cómo me pido permiso? Cualquier programa de educación implica tiempo y esfuerzo, por lo que tus socios y tu equipo de trabajo deben estar informados. Si bien no en todos los casos tienen que darte permiso, sí deben compartir contigo la importancia de lo que vas a hacer. No presentes tus planes como un problema (“yo sé que voy a faltar mucho”) sino como una solución: enfatiza los beneficios que tiene, tanto para ti como para la empresa, y ofrece soluciones (“voy a suplir mi ausencia de esta manera y voy a hacer X o Y cambio”). Una palabra clave: delegar.

¿Quién pone la lana? Existen varias alternativas, que lo desembolses tú, de tus ingresos corrientes o de tus ahorros, que lo pague la empresa (ya sea todo o una parte, con atractivos beneficios fiscales) o que consigas una beca. Independientemente de quién desembolse no se debe ver como un gasto sino como una inversión.

¿Cómo encuentro el tiempo? El estudiar implica sacrificios, en tiempo y dinero, por lo que necesitas el apoyo y compromiso de tus colegas y de tu familia. La palabra clave es: organización. Establece rutinas claras que te permitan maximizar tus horarios; probablemente tendrás que olvidar, por el momento, algunas actividades extra (como dormir tarde el domingo) para poder aprovechar mejor tu tiempo.

Mientras ustedes leen esto, yo estoy justamente regresando a la escuela a tomar un pequeño curso en el ITAM. Aun cuando es algo que procuro hacer cada par de años, cada vez me dan nervios. Me duele la panza entre una mezcla de emoción por lo que voy a aprender y pánico por no ser la más “burra”, o ya para estos momentos, vieja de la clase. Ya les platicaré…

                adinachel@gmail.com
                @AdinaChel

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube